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AL PIE DE UN ACANTILADO DEL CONCEJO DE VILLAVICIOSA

Hallan en Asturias el fósil de reptil marino más completo de la Península

Son restos de 196 millones de años pertenecientes a un ejemplar de ictiosaurio que medía unos cinco metros de longitud y se caracterizaba por ser un gran nadador. En animal posee cierta semejanza al actual delfín.

Un fósil de ictiosaurio (reptil marino) descubierto al pie de un acantilado del concejo de Villaviciosa (Asturias), es el más completo encontrado hasta el momento en la península ibérica, con una datación de 196 millones de años y se estima que llegó a medir unos cinco metros de longitud. 

Estos datos han sido destacados por el responsable del equipo científico del Museo del Jurásico de Asturias (MUJA), José Carlos García-Ramos, en la presentación de los restos de este fósil que representan más del 85% del animal paleolítico.

Los restos encontrados indican que pudo morir por un ataque de tiburón

El ictiosaurio apareció como especie en la tierra a principios del periodo Triásico y se extinguió en el Cretácico, antes de que lo hicieran los dinosaurios. Era un gran nadador que desarrollaba sus movimientos ayudado por su cola, con cierta semejanza al actual delfín, y que se alimentaba de ammonites (los actuales cefalópodos) y de otros peces. 

En el mismo lugar del hallazgo de este fósil, que ocupaba un área de unos cuatro metros cuadrados, se han recuperado dos dientes de tiburón que, unido a que el ictiosaurio está completamente desarticulado, podría indicar que fue depredado por estos peces, ha reseñado García-Ramos. 

El fósil fue localizado por la investigadora Laura Piñulea el 15 de julio de 2010 en la ensenada de La Conejera, situada entre la punta de Rodiles y los acantilados de Santa Mera, en Villaviciosa. La roca que engloba los huesos pertenece al Jurásico Inferior y el sedimento fangoso original donde quedó enterrado el reptil constituía el fondo de un mar abierto con una profundidad inferior a cien metros que cubría el actual territorio asturiano en aquella época. 

Buena parte de los huesos se encontraba recubierta por sulfuros de hierro (pirita) lo que dificultó las labores de identificación y preparación realizadas durante estos años por el equipo científico del MUJA con la ayuda de la especialista en reptiles marinos Marta Fernández, del Museo de La Plata (Argentina). 

De este ejemplar se han podido reconocer 59 vértebras, tanto cervicales, como dorsales y caudales, catorce arcos neurales de las mismas y setenta dientes que muestran una fina estriación longitudinal característica. Además, diversos huesos de una de las extremidades anteriores (aletas) como la escápula, el coracoides, el húmero, la ulna (equivalente al cúbito de los humanos) y el radio, así otros de pequeño tamaño correspondientes a los dedos y del hocico, de la parte posterior del cráneo y de la órbita ocular (anillos escleróticos). 

Un estudio comparativo de los tamaños del material óseo recuperado con otros ejemplares encontrados en Europa ha determinado que su longitud era de cinco metros, aunque estos reptiles podrían alcanzar hasta los 20. García-Ramos ha resaltado que hay muchas posibilidades de que se puedan hallar más fósiles de estos ejemplares.

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