Los asaltantes inmovilizan a todas en el salón mientras buscan algo en casa. Se van sin hacer nada, ¿qué buscaban? Aurora cuenta a Conrado lo ocurrido. Ahora sí, es el momento de que Gonzalo vuelva al Jaral, pues habiendo buscado una vez, no volverán.
María se entera de que los tipos malencarados trabajan para Fernando Mesía. Fernando cambia de actitud hacia su padre: le pide perdón, lo necesita, está desesperado.
Todas se alarman al ver a Gonzalo tan mal, pero el alivio viene al saber que se pondrá bien. Gonzalo, ya consciente, le da las gracias a Conrado, pero… no fue Conrado quien lo salvó. Entonces ¿quién lo hizo?
Dolores quiere su reino libre de mendigos, pero Hipólito se apiada de uno de ellos, un tal Antón, que con su mirada, ablanda el corazón. Dolores se enfada al enterarse de que su hijo ha protegido al indigente en lugar de echarlo del reino. Como muestra un botón, ahora es Pedro el que quiere echar a Antón del pueblo y termina invitándolo a desayunar.
Aníbal grita y nombra en sueños a Matilde. Al despertar, se niega a contarle a Rita con qué soñaba. Rita se desespera al ver que Isidro insiste en sospechar que Aníbal ha hecho algo malo a Matilde.
Francisca abronca a Mauricio y rechaza el consuelo de don Anselmo. Vuelve a ser la de siempre.