La verdad oculta tras la aparente vida de ensueño de Catalina y Ciriaco: “No podemos decir nada”

Ni Ciriaco ni Catalina les han contado toda la verdad a sus padres de su nueva vida en Inglaterra. La han adornado y la han pintado como una vida de ensueño para que no se preocupen por ellos. Sin embargo, la realidad es muy diferente.

Mientras recogen El Asturiano, Marisa le ha pedido a Ciriaco que vaya adentro de la cocina a ayudar a Pelayo, pero el joven cree que le hace un favor mayor quedándose donde está: “Cuando intento ayudar, a veces, lo empeoro todo más”.

Ciriaco se siente muy inferior a su abuelo y a su padre. Le ha confesado a Marisa que en Manchester solo sirve mesas. Ha explicado que, por ahora, en el restaurante solo trabajan Maribel y él, con la ayuda ocasional de una vecina, pero que, cuando puedan permitírselo, contratarán a un par de camareros, mintiendo así otra vez.

Cuando Marisa se ha ido, Ciriaco se ha derrumbado con su hermana al tener que mentir de nuevo. “Me siento igual de mal que tú”, le ha dicho Catalina, quien también se siente culpable por mentir constantemente a las personas que más la quieren y que han depositado en ella toda su confianza: sus padres.