En Colmenar (Málaga)

Antonio y Rosa viven una situación insostenible con una vecina que ha intentado atropellarlos: "Nos persigue"

Todo comenzó cuando el matrimonio se mudó a la urbanización y empezaron a quejarse de que los perros iban siempre sueltos e intimidándolos. Desde entonces, la vecina tira cubos de agua sucia en su puerta, sacude las alfombras e incluso les insulta. Una pesadilla que quieren que acabe.

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Antonio y Rosa, dos vecinos de Colmenar (Málaga), viven una pesadilla diaria. Hace poco que llegaron a vivir a su urbanización y desde entonces denuncian que la vecina puerta con puerta les hace la vida imposible.

Tanto es así, que la han acusado de intentar atropellarlos con el coche cuando iban paseando con su perro. De repente, se toparon con el vehículo de su vecina, que encendió las luces largas y, según denuncian, se acercó peligrosamente a Antonio.

El coche se paró y él tuvo que subirse a la acera para estar a salvo.

"Nadie ha venido a preguntar qué nos pasa"

Antonio, afectado

La pesadilla comenzó al poco tiempo de instalarse en su casa, pues los vecinos se quejaron de que sus perros siempre andaban sueltos intimidándolos.

Toda una situación que ha desencadenado un escenario que ya es insostenible para ellos, que solo quieren vivir en paz en su nuevo hogar.

Rosa ha confesado vivir con miedo por lo que pueda ocurrir cuando se la encuentra, pues incluso la persigue. Además, a través del muro sacude el mantel de los perros y les echa toda la basura en la terraza cuando está tomando café.

Solo llevan alrededor de 6 meses allí y Rosa incluso quiere mudarse, pero han dejado claro que tienen la suerte de que todos los vecinos del pueblo son encantadores.

Eso sí, han denunciado en cinco ocasiones y no hay respuesta. "Nadie ha venido a preguntar qué nos pasa", ha dicho.

Con ellos la disputa comenzó apenas unos días después de llegar, pero el resto de vecinos de la urbanización llevan años aguantándola. A Jaime, uno de ellos, incluso le insultó y amenazó a su hija.

Jose, por otra parte, tiene los toldos de su casa permanentemente bajados porque la vecina tiene una cámara grabando y que apunta hacia allí y no quiere que vea lo que hace dentro de su casa. "Es una violación a la intimidad bastante grande", ha asegurado.

A pesar de que han tratado hablar con ella, llegar a una solución amistosa parece imposible.

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