Día Internacional de la Mujer

Ana, de 22 años y Rosario, de 88: la historia de lucha de dos mujeres de generaciones diferentes

Ana es una de las taxistas más jóvenes de Madrid y Rosario, una mujer de 88 años que ha dedicado su vida al cuidado de su familia y a ser panadera. Dos generaciones muy diferentes con una lucha común: tener la libertad de construir su propio camino y disfrutar de él.

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Ana es una joven de 22 años y una de las taxistas más jóvenes que recorre las calles de Madrid. Es algo que le viene de familia y siempre ha tenido muy claro que quería dedicarse a ello. "Trabajamos todos juntos, siempre en mi familia ha sido el tema estrella el taxi", ha dicho.

A ella, una joven a la que su familia ha apoyado para cumplir su sueño, se contrapone Rosario, una mujer de 88 años para quien fue mucho más complicado recorrer el camino.

"Al ser joven se piensan que pueden hacer contigo lo que quieran"

Ana, taxista de 22 años

Ella era panadera y sacó adelante a sus dos hijas. Fue pionera al sacarse el carnet de conducir, a pesar de que no fue nada fácil. "Mi marido no quería, que no aguantaba eso", ha asegurado.

Rosario se levantaba a las dos de la mañana para repartir el pan, llevar a las niñas al colegio e irse a la autoescuela.

Dos historias muy diferentes de dos generaciones que se han tenido que enfrentar a baches diferentes para conseguir un objetivo común.

El papel del hombre en casa

A pesar de todo lo que tuvo que luchar, Rosario ha asegurado que ella no se dio cuenta en ningún momento de que su marido era machista. "Lo he visto ahora", ha confesado.

Ana, por el contrario, ha tenido el apoyo de su padre en todo momento. Él le decía, incluso, que no le cortaría las alas.

Sin embargo, las dos están orgullosas del camino que han tenido que recorrer y no se quejan. Rosario tiene a sus hijos y Ana sabe que tiene mucho para tener solo 22 años. "Estoy orgullosa", ha dejado claro.

La libertad

Rosario ha confesado que le hubiera gustado tener la libertad que tienen ahora las mujeres. "Estaría todo el día en la calle, me gusta la noche", ha confesado.

Aún así, el sector en el que trabaja Ana es muy machista, a pesar de todo lo que se ha avanzado en estos últimos años, y mucho menos el horario nocturno: "Al ser chica, eres joven y se piensan que pueden hacer contigo lo que quieran".

Dos mujeres que se consideran luchadoras y valientes y que, cuatro décadas después, se unen para reivindicar la libertad de construir y disfrutar de su propio camino.

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