Música

Heliodoro, uno de los últimos rabelistas, revela sus secretos: "No habrá nadie que los haga"

De origen medieval, el rabel es un instrumento pastoril, propio del medio rural. Hoy en día se toca en música folclórica, aunque cada vez en menos lugares. En La Calzada de Oropesa (Toledo), hemos conocido a Heliodoro, uno de los últimos rabelistas que se encarga de mantener vivo su sonido.

Conocemos a Heliodoro, uno de los últimos rabelistas: "No habrá nadie que los haga"

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Si es la primera vez que leen la palabra 'rabel', con B, sepan que no tiene nada que ver con el famoso bolero de Ravel, con V. El rabel con B es un instrumentode cuerda frotada propio del medio rural. De origen árabe (se llamaba 'rebab'), fue introducido y se popularizó en la Península Ibérica durante la Edad Media.

Al igual que la dulzaina o la zambomba, el rabel es un instrumento pastoril. "Antiguamente se tocaba en el campo, para amenizar la estancia", cuenta Heliodoro Pulido, que siempre se ha dedicado a la agricultura y la ganadería, pero que además, sabe hacer sonar y elaborar este instrumento. "A mí no me enseñó nadie, aprendí de oído, de oírlo en el campo", relata.

"Ahora se toca en alguna fiesta, en Navidad o en la finca", como instrumento folclórico. Pero sólo se conserva en algunos lugares de España: Cantabria, Asturias, Castilla y León, Toledo. Hasta esta última provincia, en el municipio de La Calzada de Oropesa, hemos viajado para conocer la labor de Heliodoro.

Artesano de rabeles desde 1974

Todos los rabeles que hay en el taller de Heliodoro están hechos con sus propias manos. El primero que hizo tiene casi cincuenta años, pero su estructura y su sonido se conservan intactos, y recuerdas con cariño cómo comenzó a fabricarlos: "Me dio por cortar una higuera y dije: ¡voy a probar, a ver cómo se hace esto!".

Desde entonces, y a sus 83 años, cuenta que ha elaborado más de 80 rabeles. "Y mientras pueda, seguiré haciéndolo", no duda en matizar. A todos les pone la fecha y sus iniciales, H.P., "para que de aquí a cien años, cuando alguien lo vea, diga: ¡mira, si esto existió!".

¿Quién tomará el testigo?

"Antes todo el mundo sabía tocar el rabel. Pero luego la gente se fue a Madrid, y muchos rabeles se vendieron…", lamenta. Helidoro es la única persona de esta zona de Toledo que sabe fabricarlos. "Cuando yo no esté, seguramente no habrá nadie que los haga. Los jóvenes no se van a dedicar a hacer esto", cuenta con pena.

¿Cómo se hace un rabel?

Para que esta sabiduría no se pierda, Heliodoro nos muestra su saber hacer. Primero, hay que conseguir un tronco de madera: "Puede ser de pino, de oliva, de higuera… Cuanto más buena es la madera, mejor suena". Con la ayuda de una motosierra, talla la figura del mástil y la caja de resonancia, que posteriormente vacía.

Tras lijar la madera, le fija con clavos una chapa fina, y le tensa un alambre de acero que funciona como cuerda. "El rabel es parecido al violín, pero con una cuerda sola. Hay quien dice que tiene un rabel de dos o tres cuerdas. No. El verdadero rabel, tiene sólo una cuerda", explica. Para tocarlo, hace falta un arco de álamo e hilo de pescar. Y ¡magia! Heliodoro mueve los dedos y hace volar los sonidos.

Y para que este rabel siga sonando, aquí unos versos de la canción popular que Helidoro y su amigo Eugenio, con la compañía de una zambomba, cantan en el vídeo:

Soy el mayoral de las vacas,

El caporal del caldero,

El que reparte la cuchara…

¡Avisa a mis compañeros!

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