Testigos de Jehová
Los expulsados de los Testigos de Jehová: "Con 19 años me tuve que presentar a un Comité Judicial por ser bisexual"
Ex miembros de esta confesión denuncian el ostracismo al que se ven sometidos cuando la abandonan o son expulsados. Sostienen que sus familias dejan de hablarles "de un día para otro".
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Hasta 122.000 ciudadanos son Testigos de Jehová en España. Es una religión de reconocido arraigo en nuestro país pero que desde hace unos meses libra una batalla contra quienes han sido expulsados de su seno… o han salido voluntariamente de él. Éstos se consideran víctimas y así se han organizado: como Asociación Española de Víctimas de los Testigos de Jehová (AEVTJ). Y una jueza los ha reconocido como tales.
Todos los ex testigos con quienes hemos hablado coinciden en un término: 'ostracismo'. Aseguran que en el momento en el que abandonan la congregación, sus familiares se ven obligados a desvincularse de ellos. Pierden el contacto social y familiar con todos los que permanecen dentro, una situación que obliga a empezar de cero a quienes no conocen nada más allá de los Testigos de Jehová, pues toda la vida han estado dentro de esta comunidad.
"Me tendrían que haber expulsado, pero no me presenté al Comité Judicial"
Lydia es una veinteañera y es hija de un “anciano”, el equivalente a un sacerdote. Como tal, debía dar ejemplo y predicar 70 horas al mes tanto en la calle, en uno de esos expositores habituales en las esquinas de nuestras calles, o de puerta en puerta. Esta es su historia: “Salí. Me tendrían que haber expulsado, pero no me presenté al Comité”. Se refiere a un “Comité judicial”, una especie de juicio en el que tres ancianos “te hacen todas las preguntas que pueden sobre el pecado que has cometido. Y deciden si te perdonan, con consecuencias, o te expulsan”. Su pecado era haber estado con un chico. Desde que salió voluntariamente de los Testigos de Jehová no tiene contacto con sus padres y sus hermanos: “me considero víctima del ostracismo que ejercen sobre los que permanecen. Lo peor es la soledad, no tener a nadie. El problema no es la religión. Que crean lo que quieran. El problema está en las prácticas coercitivas que utilizan”.
Natán también fue sometido a un Comité Judicial. Con 19 años tuvo que presentarse a un juicio religioso delante de tres ancianos y explicarles sus prácticas amatorias por ser bisexual. “Luego la decisión se publica en una reunión”. Toda su intimidad queda expuesta ante la congregación. “En la AEVTJ hay casos en los que se ha creído más en estos sistemas ´parajudiciales´ religiosos que en la propia justicia y no se han denunciado abusos sexuales. A las mujeres se les ha preguntado si han disfrutado o si han tenido orgasmos”. Natán tampoco tiene contacto con sus padres y hermanos desde que salió de los Testigos.
"Lo primero que me dijo el anciano cuando renuncié es que nadie me iba a volver a hablar"
Para la elaboración de este reportaje nos hemos puesto en contacto con la sede nacional de los Testigos de Jehová. Califican de “escandalosas acusaciones infundadas de la AEVTJ, como que la confesión viola la ley o encubre delitos”. Han rechazado mantener una entrevista presencial, aunque nos han remitido sus valoraciones por escrito: “NO hay nada único ni extraordinario en el hecho de que los Testigos de Jehová tengan un proceso religioso para expulsar a los adeptos que no se arrepienten de haber cometido un pecado grave”. Añaden sobre las acusaciones de animar a sus miembros a desligarse de sus familiares: “Enseñamos la admonición bíblica de limitar o cesar la asociación con individuos que han sido expulsados. Cada creyente decidirá cómo aplicar este mandato bíblico”.
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Samuel, un ex anciano también expulsado de los Testigos de Jehová asegura que cuando sales “te expones al total rechazo social y familiar. Dejan de hablarte de un día para otro”. Lary tiene tres hijos y seis nietos. Ellos están dentro. Ella fuera: “lo primero que me dijo el anciano cuando escribí la carta de renuncia fue que nadie me iba a volver a hablar”. Y eso es lo que más lamenta, antes de terminar con una sentencia: “Me siento totalmente víctima”.
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