Funerales en vida

Celebrar tu entierro en vida, una moda cada vez más habitual: "Creo que mi pareja me quiso más después de resucitar"

Si quieres, ya puedes ver cómo se despide la gente de ti o probar tu propio ataúd. Hacer funerales en vida ya era algo muy habitual en Japón, Inglaterra o Estados Unidos, una costumbre que está despegando en nuestro país.

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Un ataúd, una corona, unas lágrimas... Son los elementos habituales de los entierros, aunque el finado no puede ver nada. ¿O sí? La última moda en España es celebrar funerales en vida. Es la única manera de ver cómo se despide la gente de ti, las palabras que te dedican. Se trata de algo muy habitual en Japón. Allí esta tendencia se conoce como Seizenso, pero también se hace en otros países como Inglaterra, Estados Unidos, México o Corea del Sur.

¿En qué consiste este espectáculo?

Como cualquier otro evento, va a gusto del consumidor. El muerto elige la música, el lugar, y a los invitados. La intención es celebrar la vida, disfrutar, y escuchar todas las despedidas. Pero esta práctica implica una carga emocional muy alta y no es agradable para todos. Hay quienes no quieren hacerla porque no quieren morirse. Es lo que ha dicho la gente de a pie a Más Espejo.

Nuestra colaboradora Samanta Villar hizo algo parecido tiempo atrás: dejó todo preparado para que sus familiares no tuvieran que hacerlo llegado el caso. "Pero no me puse allí en un ataúd a que vinieran a decirme qué pena que me hubiera muerto", aclara. En el suyo había un grupo de música y fue en la playa. Además, hemos recreado el funeral de la abogada Beatriz de Vicente, con ella presente en el plató, y unas cuantas risas de por medio. Sin embargo, Víctor Amela, un hombre de carne y hueso, organizó de verdad su propio entierro, llegando incluso a meterse bajo tierra.

¿Cómo se le ocurrió esta idea?

Víctor le comentó a un conocido que tenía miedo de morir a los 65 años porque fue el número que le dijo la ouija cuando jugó a los 15 años. Ese conocido que aseguró que: "Si te acuerdas es porque es una orden que tu inconsciencia tiene asumida y la va a ejecutar. Tú vas a morir con 65 años". Víctor confiesa que "a medida que iba cumpliendo, me iba asustando más". La solución que le planteó ese hombre consistía en enterrarse en vida, con los amigos presentes, y cuando estuviera en la oscuridad, darse a sí mismo una edad nueva. "Me he puesto 102 años", detalla.

Pare la celebración "me rodeé de mis dos mejores amigos, fue muy bonito, fue una fiesta. Yo decidí morir metafóricamente para vivir más y mejor". También hubo momentos para las lágrimas. Víctor confiesa que, estando en la caja, "lloré con las maravillas que mis amigos decían de mí". Además, mejoró su relación sentimental. "Creo que mi pareja me quiso más después de resucitar", narra. En su caso, no se gastó mucho dinero ya que prepararon el evento entre amigos. Eso sí, confiesa que no descarta montar un negocio "porque veo que interesa el asunto". Y es que 'estar muerto en vida' es una práctica cada vez más habitual en nuestro país. ¿Serían ustedes capaces de hacerlo?

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