BETTY VE TELENOVELAS

El impactante cambio en Secretos de familia: regresa 5 años después y todo es diferente para Ceylin, Ilgaz y compañía

El estreno de la nueva temporada de Secretos de familia ha puesto de manifiesto, una vez más, la habilidad de esta serie para sorprendernos con nuevos personajes, nuevas emociones y nuevas intrigas.

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Antena 3 ha estrenado la tercera temporada de Secretos de familia y este regreso nos ha dejado tan atónitos como lo hizo el impactante final del que fuimos testigos hace unas semanas. Si entonces sentimos tanto dolor y confusión como Ceylin, ahora todos nuestros sentidos y toda nuestra atención se enfocan en intentar entender qué ha podido pasar en los cinco años transcurridos con el salto temporal de la ficción para que todo haya cambiado de una forma tan radical.

Una nueva no relación

Una de las primeras cuestiones que nos sorprende es el impactante cambio que ha sufrido Ceylin y no se trata solo de su nuevo look. Ceylin ya no es nuestra Ceylin. Ya no tiene una carcajada contagiosa. Ya no tiene una impulsividad tan interesante como temeraria. Ya no tiene una energía desbordante. Ya no tiene la alegría del color. Ya no tiene el colgante con forma de sol. Ya no tiene el anillo de casada.

Ceylin es ahora otra mujer mucho más fría, contenida, hierática. El propio Eren reconoce que su reina se ha convertido en la fiscal más implacable de la ciudad.

Y ese es el otro gran cambio. Ceylin ya no es la abogada que conoce todos los trucos para salvar a sus clientes. Ya no es la profesional que aprovecha todas las rendijas legales y judiciales para salirse con la suya. Ahora Ceylin aplica a rajatabla el protocolo y el manual del buen fiscal sin permitir que nadie se salte ni una coma.

Solo identificamos alguna reminiscencia de la antigua Ceylin cuando está con la pequeña Elif o cuando no puede evitar que su mirada delate sus verdaderos sentimientos hacia Ilgaz.

En un principio, pensamos que el engaño de Ilgaz sobre su propia muerte pudo ser el origen del abismo que hay ahora mismo entre ellos. Sin embargo, pronto comprobamos que, como nos tenían acostumbrados, superaron aquel bache juntos y que aquella pequeña gran crisis los unió tanto como el nacimiento de su hija.

Es más, nuestra preocupación aumenta cuando comprobamos que esa frialdad de Ceylin se mantiene en su relación con Ilgaz. No es que se lleven mal. Es que prácticamente ni se llevan. Es como si no soportaran estar juntos. Como si no pudieran ni mirarse.

Incluso nos llama la atención que el siempre pulcro y ordenado Ilgaz esté viviendo en una casa con los platos de varios días sin fregar y con la ropa desperdigada por cualquier lado.

Entonces, ¿qué ha pasado? ¿Qué drama han vivido para que hayan pasado de vivir felices el nacimiento de su hija a no ser capaces de mantener ni una simple conversación? ¿Qué ha ocurrido para que se traten en con tanto resentimiento? ¿Qué gran drama o tragedia han vivido para que casi no puedan ni trabajar juntos?

Después de escuchar a Ceylin hablar de un gran dolor que es incapaz de soportar y después del shock que hemos sufrido con el final de este primer capítulo de 2024, intuimos que la tragedia volvió a azotar a esta familia y que cada uno está gestionando su tristeza como puede. Ahora mismo solo podemos esperar a que ellos (y los guionistas) estén preparados y dispuestos a contarnos qué pasó para ver si conseguimos entender lo que ha sucedido.

Dos nuevas familias

Si la situación de Ceylin e Ilgaz nos tiene con el corazón encogido, la nueva vida de la familia Erguvan nos ha dejado con la boca abierta.

Han dejado de ser una familia normal de un barrio normal para ascender algunos escalones en el ranking social y económico. Y lo más sorprendente es que, por lo que hemos podido entender, su progreso se debe a Osman, que ha montado una consultoría financiera y aparentemente le va divinamente. Aunque todo parece normal y cinco años puede ser un tiempo adecuado para que un negocio empiece a dar beneficios, los antecedentes de Osman siguen causándonos cierta inquietud. ¿Será todo tan bonito como parece o habrá algún secreto que pueda llevar de nuevo a la familia Erguvan al desastre?

Mientras descubrimos cómo el torpe Osman se ha convertido en un exitoso hombre de negocios, nuestra atención se dirige a Parla, que ha cambiado tanto como su tía. Y tampoco nos referimos solo al look. Muy lejos parece haber quedado aquella adolescente con tendencia a meterse en líos y que sufría constantes ataques de ansiedad. Ahora es una licenciada en derecho que se ha adaptado perfectamente a su nueva condición de joven de buena familia con dinero. Se ha adaptado tanto que ya ha olvidado tanto de dónde viene ella misma como de dónde viene su novio.

De hecho, de las pocas buenas noticias que hemos recibido en este capítulo es el hecho de que Parla y Çinar han conseguido consolidar su relación hasta el punto de comprometerse. Eso sí, nuestra intuición nos dice que esa felicidad puede tener fecha de caducidad. Y esta vez parece que no va a ser culpa de la tendencia de Çinar a meterse en líos, sino por la nueva vida de Parla, donde el dinero, las nuevas amistades, las apariencias, los compromisos sociales y su agenda personal y laboral son mucho más importantes que los intereses, los deseos o la situación financiera de Çinar.

Y para sorpresa la que quizá nos dé próximamente Gül, que ha pasado de ser una señora que se pasaba la vida cocinando y llorando por las desgracias de su familia a salir a cenar mientras que una amiga actúa de perfecta coartada. ¿Qué dirá su entorno cuando sepa a quién le regala corbatas? A nosotros nos parece que ambos se merecen ser felices después de la cantidad de disgustos que les han dado, y que probablemente, les seguirán dando, sus respectivas familias.

El interés de los recién llegados

Dejando a un lado los disgustos que nos han dado nuestros viejos conocidos, los recién llegados también nos provocan cierta inquietud.

Evidentemente la primera en nuestra lista de personajes a poner en cuarentena es Nil. Una cosa es que Ceylin e llgaz estén en plena crisis y otra muy distinta es que aceptemos la irrupción de alguien en la vida de él. Sobre todo, si somos perfectamente conscientes de que Ilgaz intenta mantener cierta distancia mientras que ella busca todas y cada una de las excusas posibles para estar cerca de él. Y lo que es peor: para dar a entender que hay más de lo que verdaderamente hay.

Porque ¿qué es lo que hay entre Ilgaz y Nil? Es cierto que parece que hay cierta confianza entre ellos, pero si nos remitimos a los hechos, como le gusta al fiscal, podríamos hablar de confianza profesional. Ilgaz se presta a ayudarla con unos casos, pero después levanta una barrera invisible cada vez que ella intenta atravesar ciertos límites.

Pero, además de su afán seductor con el que para nosotros siempre será el marido de Ceylin, hay más detalles que nos molestan de Nil. El principal es que parece compartir las malas artes de su mentor Yekta. Y no descartemos que sea aún peor visto que el propio Yekta no se fía de ella.

Ceylin ya la tiene en su punto de mira, pero ¿será capaz de convencer a Ilgaz de que su amiga no es como aparenta ser? ¿Podrá Nil aprovechar el distanciamiento entre el matrimonio para salirse con la suya o se está creyendo su propia fantasía?

Afortunadamente la lucha contra el mal sigue teniendo de su lado a Eren, que sigue siendo un extraordinario policía y el amigo que todos quisiéramos tener en nuestras vidas. Eren sigue ejerciendo como mediador, consejero e investigador de nuestra pareja favorita, aunque ahora tiene que diversificar su atención hacia otros frentes.

El primero, su hija Tuğçe, que se ha convertido en policía y, por lo que hemos visto, en digna sucesora de su padre. Si trabajando a escondidas, ya ha sido capaz de encontrar pistas clave, ¿de qué será capaz cuando su padre la libere de la mesa a la que la tiene pegada? De hecho, Tuğçe siempre demostró mucho más sentido común y bastante más inteligencia que el resto de sus amigos de la pandilla, así que, sin duda, será una pieza clave a tener en cuenta en el desarrollo de los futuros acontecimientos.

Pero Eren también debe prestar atención a Dilek, su novia. Y esta relación nos provoca sentimientos encontrados. Nos alegramos de que Eren haya encontrado el amor porque es uno de los personajes que más se ha ganado ser feliz. Sin embargo, hay algo en Dilek que nos perturba. Aparentemente es encantadora, educada, dulce, comprensiva. Es perfecta para Eren y esa perfección es lo que nos provoca cierto desasosiego. ¿Es la tendencia de los personajes de esta serie a ocultar su verdadera identidad lo que nos preocupa o es que Dilek esconde algún secreto?

Quienes sí sabemos seguro que guardan secretos son los nuevos miembros de la plantilla de la fiscalía. Ante la ardua tarea de mediar entre los fiscales Kaya y Erguvan, la nueva fiscal tal vez debería pedir consejo a Eren, pero en ese caso correría el riesgo de que se descubriera por qué no ha ido a la peluquería. Y, desde luego, no podemos perder de vista al nuevo fiscal y sus hábitos. Si la ludopatía ya resulta preocupante, su presencia en la tienda de juguetes nos resulta altamente inquietante.

Por lo tanto, Secretos de familia ha vuelto pisando muy fuerte con nuevos personajes que nos causan tanta curiosidad como inquietud; con nuevas emociones que nos hacen querer arropar, cuidar y consolar a nuestros personajes favoritos; y con nuevas intrigas que consiguen que nuestro interés siga creciendo semana a semana.

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