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BETTY VE TELENOVELAS

La evolución de Buğra Gülsoy: De Vural en 'Fatmagül' a Demir en 'Mi hija'

Buğra Gülsoy ha cumplido 39 años esta semana y ha celebrado su aniversario convertido en el protagonista de una de las series del momento. Cada domingo conquista a la audiencia como el padre por sorpresa de la pequeña Öykü. Pero este actor ya había convencido previamente a los espectadores españoles. Fue a través de Vural, uno de los personajes más destacados de ‘Fatmagül’, la precursora del fenómeno turco en España.

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Vural, culpable con conciencia

Era el 8 de enero de 2018 cuando Buğra Gülsoy aparecía por primera vez en las pantallas españolas. Lo hacía como un sonriente Vural que salía del aeropuerto para encontrarse con su amigo Kerim. Ambos, junto a los primos Yasaran, se disponían a disfrutar de unos felices días con motivo de la fiesta de compromiso de Selim.

Sin embargo, esa felicidad fue solo la calma que precedió a la tormenta. La desafortunada combinación de fiesta, noche, alcohol y drogas provocó el desastre. Erdogan, Selim y Vural, con Kerim como mudo testigo, violaban a Fatmagül.

A partir de ahí todo cambió. El jovial Vural sufrió un radical cambio de personalidad. En un principio no tuvo ningún reparo en sumarse a la presión para que Kerim cargara con todas las consecuencias de los actos de los cuatro casándose con Fatmagül para callarla. A fin de cuentas, Kerim no tenía nada que perder. No tenía un prestigioso master esperándolo en una respetada universidad británica como Vural. Kerim podía asumir el peso de la responsabilidad por el crimen de sus "presuntos" amigos.

Pero Vural carecía de la frialdad de Erdogan y Selim y su conciencia despertó muy pronto. Intentó callarla a base de alcohol y una extraña relación con Asu (Hacer), la prostituta que acabaría casándose con Mustafá, el novio a la fuga de Fatmagül.

Mientras que Erdogan y Selim culpabilizaban a Fatmagül de todos sus males e intentaban acallar a propios y extraños con un incesante vaivén de amenazas y maletines, Vural se iba adentrando en una espiral de autodestrucción que lo llevaría, incluso, a intentar suicidarse.

Justo es reconocer que intentó redimirse. Obviamente no tuvo la valentía de Kerim de plantarse en comisaría y confesar su delito, pero, al menos, conservó una mínima parte de decencia y sentido de la amistad. Tuvo la generosidad suficiente como para revelarle a Kerim que él no había violado a Fatmagül. La conciencia de Kerim seguiría atormentada por su inacción, por su silencio, por no haber evitado el desastre, pero por lo menos sabía qué había pasado en aquel lapso de tiempo que no recordaba.

A pesar del control que la la maquinaria Yasaran ejerce sobre Vural no pueden evitar que regrese al lugar del crimen y allí Buğra Gülsoy, Engin Akyürek y Firat Çelik protagonizarían una de las escenas más recordadas de toda la serie. Vural se deja golpear como un saco de boxeo por un furioso Kerim hasta el punto de suplicarle que lo mate, pero Kerim ni es un asesino ni le pondrá las cosas tan fáciles. La aparición de Mustafá supone una nueva oportunidad para Vural que corre hacia él sabiendo que con cada paso se acerca al final.

Paradójicamente Vural solo logró silenciar su conciencia en el mismo lugar en el que la despertó. Vural encontró su final en el mismo lugar en el que provocó que empezarse el infierno de Fatmagül.

Demir, todo por su hija

Casi tres años después de que conociéramos en la serie que supuso el desembarco del fenómeno turco en España, Buğra Gülsoy regresó interpretando a Demir en 'Mi hija', otro claro exponente del éxito de las producciones turcas.

En este caso Demir también vive un terremoto emocional con la llegada a su vida de esa mocosa que viene a poner su mundo patas arriba. Él sobrevivía con sus estafas y sus chanchullos. No era la vida de sus sueños, pero iba superando el día a día.

La irrupción de Öykü hace que todo cambie. Por un lado, esquiva la cárcel, pero no puede librarse de la cadena perpetua que supone la paternidad. En los primeros tiempos Demir intentó por todos los medios escapar de esa sentencia de por vida. Nunca trató mal a la niña, pero el miedo a lo desconocido lo superaba.

¿Cómo iba a ocuparse él de una niña? Si apenas lograba subsistir con sus tejemanejes, ¿cómo iba a mantener a Öykü si, encima, tenía que hacerlo dentro de la legalidad?

Sin embargo, Demir vivió una catarsis emocional el día que fue consciente de que podía perder a su hija. El día que Öykü casi acaba en un orfanato, Demir se matriculó el primero de paternidad. Desde entonces ha ido aprendiendo poco a poco a convivir con la niña.

Pero aún faltaba la prueba de fuego. Ese momento que tanto Öykü como la audiencia temíamos. Era el día del examen final y Demir podía suspenderlo. Sin embargo, no solo superó la prueba, sino que, además, lo hizo con nota. El día que el médico le reveló la enfermedad de Öykü, sus síntomas y su previsible evolución, Demir se graduó como padre.

Ahora está poniendo en práctica todo cuanto le dice su corazón. Se ha convertido en un padre ejemplar que busca trabajo de lo que sea para que no haya estrecheces económicas en su casa; que se pasa una tarde peleándose con los tornillos y las tuercas de los muebles por módulos; que repite como un mantra los principios fundamentales que todo padre dice a todo hijo (no hablar con extraños, etc.); que consiente a su pequeña con su plato preferido; que la anima y le da confianza para que supere cualquier prueba o examen que le ponga la profe.

Pero, sobre todo, Demir le da cariño a Öykü. Ahora ya no son solo detalles como comprarle un vestido bonito, ahora Demir es un padre cariñoso que besa y abraza a su hija con todo el amor del que es capaz.

Demir ha tenido que recorrer un largo camino emocional desde aquel "qué voy a hacer contigo" del principio hasta el "haré lo que sea necesario para que sea feliz" que escuchamos hace poco. Lo que era un molesto complemento al principio es ahora el eje central de su vida.

Demir no tiene absolutamente nada que ver con Vural. Con Vural conocimos la despreocupación del niño rico, los remordimientos por el crimen cometido, la desesperación de la cobardía… Con Demir conocemos el sentido del humor por muy adversas que sean las circunstancias, la ternura de la paternidad, el miedo a la pérdida, la magia de la familia.

Demir no tiene absolutamente nada que ver con Vural, salvo ser dos grandes ejemplos del buen hacer interpretativo de Buğra Gülsoy, de su capacidad para transmitir un amplio abanico de emociones y de su talento para hacer creíbles dos personajes tan diferentes.

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