ADICCIÓN AL MÓVIL

'Vamping', la conducta autodestructiva de adolescentes y posiblemente la tuya también

Los expertos alertan que estar enganchado al móvil a altas horas de la madrugada o 'vamping' genera trastornos del sueño, problemas de rendimiento y aumento de peso.

Niña con el móvil en la cama

Niña con el móvil en la camaiStock

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Llega la hora de acostarse y, aunque sientes cierto cansancio, no puedes irte a dormir sin consultar el móvil una última vez. Quizá te programas las alarmas y aprovechas para contestar algún mensaje o te pones a mirar reels de Instagram, uno detrás de otro, en una cadena infinita que te produce el mismo "chute" en el cerebro que una máquina tragaperras.

Y, cuando te quieres dar cuenta, han pasado dos horas, y sigues con los ojos como platos y sin poder dormir. O bien te despiertas a las 3 de la mañana por culpa del audio de algún vídeo reproduciéndose en tu móvil, pegado a tu cara. Y quedan pocas horas para ir a trabajar y has dormido fatal ¿Te suena? Lo que haces se llama 'vamping' y es más perjudicial de lo que crees.

¿Qué es el vamping?

El término proviene de las palabras en inglés 'vampire' (vampiro, ser activo por la noche) y 'texting' (envío de mensajes) y se refiere a la práctica de hacer un uso excesivo de los aparatos electrónicos como el móvil, el portátil, la 'tablet', la consola, etcétera, justo antes de dormir.

Y, si esto ya nos pasa a los adultos, imagínate cómo lo viven los adolescentes, que es el segmento de edad más vulnerable a este tipo de abuso tecnológico y donde ha impactado con más fuerza, repercutiendo directamente en su salud. Tanto es así, que la comunidad científica ya ha empezado a estudiar este fenómeno y a alertar de las consecuencias para los más jóvenes.

Consecuencias del vamping para la salud

"El 'vamping' tiene efectos negativos para la salud, ya que la luz de las pantallas afecta a la calidad del sueño y a nuestro rendimiento", explica en un artículo de la Clínica Universidad de Navarra la Dra. Ángela Milán, neuróloga de la Unidad del Sueño.

El problema reside en la luz azul de onda corta emitida por estos aparatos electrónicos. Para conciliar el sueño, nuestro cuerpo segrega melatonina, que es la hormona que regula el ciclo del sueño, y que el cerebro comienza a producir aproximadamente dos horas antes de irnos a dormir.

"Sin embargo, si utilizamos aparatos electrónicos luminosos, el cerebro entiende que aún es de día y no segrega esta hormona, ya que la luz detiene su producción, por lo que retrasamos el inicio del sueño y dormimos menos horas. Es lo que llamamos insomnio tecnológico", explica Milán.

Según el mismo artículo de la Universidad de Navarra, los niños son especialmente vulnerables a los trastornos del sueño provocados por las pantallas, puesto que su producción de melatonina se reduce hasta un 90% más que en los adultos.

Niño con el móvil en la cama
Niño con el móvil en la cama | Pexels

Además, la alteración de esta hormona influye en el apetito, estimulando la apetencia por los alimentos más grasos y dulces. "Dormir entre tres y cinco horas menos de lo habitual lleva a consumir 385 calorías más al día, lo que conlleva un aumento de peso si se produce de forma prolongada", argumenta la Dra. María Alija, endocrinóloga pediátrica.

Otras consecuencias de dormir menos horas para la población en general son:

  • Dificultad para rendir con eficacia, pensar con claridad, asentar la memoria y reaccionar con agilidad.
  • Propensión a sufrir enfermedades como infartos, ictus o depresiones.

Todo esto sin contar los riesgos para el correcto desarrollo personal y social de los adolescentes, al estar expuestos a los peligros de un uso tan intensivo y sin supervisión de los dispositivos móviles a altas horas de la madrugada, tales como el ciberacoso o el 'sexting'.

Adolescentes enganchados a las pantallas

Según el informe del 2021 'Impacto de la Tecnología en la Adolescencia. Relaciones, Riesgos y Oportunidades' de UNICEF, 1 de cada 3 adolescentes en España hace un uso "problemático" de Internet y las redes sociales.

El estudio recoge las opiniones de más de 50.000 estudiantes de la ESO, de los que el 90,8% se conecta a Internet todos o casi todos los días, y de los que el 42% de los encuestados asegura haber recibido alguna vez mensajes de contenido erótico o sexual; y 1 de cada 5 podría estar sufriendo ciberacoso.

¿Pero, qué mantiene a los jóvenes tan enganchados al 'vamping'? Son muchos factores, pero podríamos destacar: la intimidad y la ausencia del control adulto a altas horas de la noche, mientras el resto de la familia duerme; el "chute" de adrenalina que esta pequeña (o gran) rebeldía supone; el ansia por socializar y pertenecer a un grupo; y la necesidad de desconectar y entretenerse tras un día lleno de obligaciones diurnas, entre otros.

Consejos para evitar el vamping

A pesar de que algunos de estos últimos factores de los que hablábamos son naturales y propios de la edad, los adolescentes deben dormir unas nueve horas para que el cerebro refuerce las conexiones neuronales durante el sueño (y los adultos también deberíamos reaprender algunos hábitos saludables, ¡para qué engañarnos!).

Te dejamos algunas recomendaciones:

  • Trata de aplicar una rutina y unos horarios fijos para ir a la cama y, así, ir acostumbrando tu mente y tu cuerpo.
  • Practica una "desconexión tecnológica" dos horas antes de dormir (si te cuesta, apaga el wifi o deja el móvil lejos de la cama).
  • Aplica estrategias que reemplacen el mal uso de la tecnología para coger el sueño, como, por ejemplo, leer un buen libro o escuchar música relajante.
  • Predica con el ejemplo si eres adulto y tienes adolescentes en casa y, en caso de que sea muy difícil abandonar el hábito de mirar el móvil en la cama, usa apps que eliminen la luz azul e instala controles parentales para limitar el uso nocturno de los dispositivos.
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