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FIESTAS SIN ACCIDENTES

Navidades y mascotas: ojo con estos peligros

Si son tus primeras fiestas con tu mejor amigo, este artículo te ayudará a que sean igual de felices para los dos y no haya que lamentar contratiempos ni visitas veterinarias de urgencia.

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¡Por fin llegan las Navidades! Ese momento del año en el que adornamos las casas, preparamos dulces y comidas especiales y esperamos con ilusión los regalos.

Lo que es alegría puede pasar a ser una película de terror en décimas de segundo ya que nuestro lindo gatito ha decidido encaramarse a su nuevo juguete gigante en forma de árbol, repleto de bolas que zarandear y luces que perseguir.

Y nuestro educado can ha olfateado algo desconocido en lo alto de la mesa del comedor sobre una bandeja brillante con un cartel en idioma canino que pone ¨cómeme¨.

Todo veterinario que ha tenido que hacer guardia un 24 de diciembre ha vivido la desagradable escena de tener que hacer un lavado de estómago a su paciente por terminar con todas las reservas de polvorones y turrón de almendras de la casa. En mi caso en concreto, el suculento capón al horno esperando en la mesa mientras llegaban los tíos. Lejos de la faena humana de verse sin cena en Nochebuena, la vida de esa mascota corre serio peligro y se podría haber evitado cerrando la puerta del salón.

El intentar que nuestro mejor amigo participe del menú dejándole cuatro gambas o los recortes del solomillo o que se coma un mantecado ¨porque también es navidad para él¨ es igualmente una mala decisión. Por un segundo relamiéndose va a sufrir entre 3 y 5 días de gastroenteritis nada agradables para toda la familia.

Mas allá de los excesos alimenticios que todos hacemos, nuestros animales pueden sufrir otros accidentes como comerse, por curiosidad, lazos y cascabeles de los envoltorios de los regalos o figuritas y casitas de corcho del belén, que acaban requiriendo una intervención quirúrgica de urgencia.

Desastre navideño
Desastre navideño | iStock

Otro momento estelar en estas fiestas son los fuegos artificiales. Todos sabemos que es así y ni este año va a cambiar. Tras las uvas van los petardos. El primer año se hacen eternos esos 5-15 minutos de año nuevo, viendo como Simba o Toby tiemblan y lloran bajo la cama. Si les damos un tranquilizante recetado por nuestro veterinario una hora antes, entraremos en el nuevo año todos tranquilos y con una sonrisa.

Los más veteranos tampoco están exentos de riesgos durante las fiestas ya que coincide normalmente con los días más fríos del año y eso complica algunas cosas.

Los perros que viven en el exterior están acostumbrados a las bajas temperaturas pero el agua de su bebedero suele congelarse de noche y entra a 1-2 ºC en su estómago, pudiendo provocar un choque térmico agudo y paralizando su digestión con consecuencias muy graves como una torsión de estómago.

Otro ejemplo es el anticongelante de los coches, liquido de color llamativo y un sabor muy dulce. A los perros y gatos que duermen en el garaje o les guardamos allí porque hay visita, les llama la atención y lo beben gustosamente, siendo altamente tóxico y produciendo un fallo renal que lamentablemente en muchos casos es mortal.

Los gatos, además, tienen afinidad por las fuentes de calor y son frecuentes las quemaduras extensas y profundas por acurrucarse junto al tubo de escape de la moto, bajo el radiador de la cocina o por el salto de una chispa de la chimenea.

Aunque estemos de fiesta, debemos extremar las precauciones ya que nuestras mascotas no saben reconocer los peligros que encierran todas esas novedades que aparecen por arte de magia en su casa en Navidad.

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