LARGA VIDA AL EJE REUS-PARÍS-LONDRES
¿Por qué el vermut de Reus es el mejor del mundo?
En el centro histórico de la ciudad de Reus (Tarragona), en el edificio de una antigua fonda de pescado del año 1868, se alza ahora el Museu del Vermut, un lugar enigmático cuyas paredes esconden la historia de esta bebida que gana adeptos por segundos y de la Cataluña moderna.
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La máxima de Joan Tàpias, propietario y alma mater de un edificio precioso, que se ha erigido en pocos años como una de las grandes joyas de Reus, ha sido desde el principio hacer pedagogía sobre el mundo del vermut y mostrar a los visitantes por qué la ciudad tarragonense ha sido históricamente la capital de este licor. Y por qué no hace tanto el eje Reus-París-Londres fue una realidad en el ámbito de este destilado en el mundo.
El Museu del Vermut se alza en un hermoso edificio histórico con paredes de piedra y un agradable patio, que mantiene la belleza y carisma originales gracias a una reforma que ha respetado al máximo los elementos originales. Cuenta con más de 2000 marcas de 56 países, ycon toda una serie de objetos sobre el mundo del vermut colgados de sus paredes. El amor de Joan por este destilado data de 1982, cuando su padre le regaló una caja de vermuts “y ahí empezó la cacería”. Después vinieron numerosos viajes alrededor del mundo en busca de objetos curiosos, rarezas, cualquier detalle que tuviese que ver con un mundo todavía desconocido, pese al boom vivido en los últimos años.
Pero esta fiebre repentina por el vermut que ha tenido lugar hace unos años –y cuyo auge probablemente tendría que ver con los efectos sociológicos de la crisis y su incidencia sobre nuestro ocio– no es nada nuevo, en realidad. “En Alemania el vermut era conocido por sus beneficios terapéuticos, y por lo tanto muy demandado”, afirma Joan. “En cuanto la ley lo prohibió hubo declive”, concluye. Lo que no impide que en este espacio emblemático de Reus encontremos desde posters a merchandising histórico relacionado con el mundo del vermut en Alemania, del mismo modo que hallamos, por poner un ejemplo, “incluso botellas procedentes de países musulmanes, que se hacían su propio vermut”.
¿Cómo son los vermuts de Reus que se hicieron famosos en el mundo entero y aún conservan gran parte de su gloria pasada? “Son muy parecidos entre ellos, ya que las fórmulas del vermut proceden de finales del siglo XIX y principios del XX. En aquella época, los secretos de los botánicos que se utilizaban no estaban guardados bajo llave y se compartían entre los productores”, cuenta Joan. "No era como ahora", concluye.
Así pues, este vermut “que entra fácil, muy balsámico, fácil de tomar, con un postgusto amargo que no molesta el absoluto y contiene generalmente entre 12 y 14 botánicos” se hizo de oro en Reus en la época de la crisis del aguardiente. “Muchas empresas que habían tenido una edad de oro, con la crisis del aguardiente aprender a renacer con el vermut”, un destilado que se encuentra actualmente en boca de todos y que, según Joan, tiene un solo secreto: “el equilibrio entre dulzor y amargor, pues al fin no deja de ser un blanco neutro mezclado con sus botánicos macerados”.
Pero ojo, que cuando hablamos de blancos “no nos referimos a la vieja creencia de que el vermut se elabora con vinos malos, ya que hay gente que cree que, al fin, los botánicos se dejan macerar durante una media de 2 a 4 semanas y acaban eclipsando el sabor del vino”. Se trata de vinos neutros, eso sí, cuya personalidad no debe interferir en el sabor y aromas de los botánicos, pero no por ello de dudosa calidad. “Antes se elaboraban con Priorat, pero ahora ya se utilizan otras D.O. catalanas".
Para acabar, se le añade caramelo líquido si buscamos un vermut rojo y, sobre todo, por encima de todas las cosas, “jamás de los jamases se le añade hielo”. Tàpias define como un “sacrilegio” añadir hielo al vermut, pues va a perder todos los matices. En su lugar, conviene optar por el sifón de toda la vida, “que le baje la graduación –un vermú ronda los 14.5-15º– sin que el vermut tenga que sufrir los atentados que ha sufrido la ginebra en los últimos tiempos”. En este sentido, mejor evitar también la naranja y el limón en el interior: “como mucho estaría permitido un twist”, asegura Joan, que prefiere tomar el vermut siempre con algo salado y muy frío de la nevera. ¿En el aperitivo? Tàpias y el resto del personal del museo lo tienen claro: “a todas horas”.
Así pues, cualquier momento es bueno para degustar unas de las 118 referencias de vermut que encontramos en la carta del restaurante que acoge el museo, perfectas para maridar con su oferta de cocina mediterránea de temporada que tan bien han acogido los cerca de 100.000 habitantes de la ciudad tarraconense. O con una de sus conservas gourmet, ideales para degustar en el patio interior de un edificio imponente y singular.
Una visita a este inspirador espacio y sus alrededores nos revela, pues, una cara desconocida de Reus, una ciudad intrépida y activa, con una interesante oferta gastronómica equiparable a la de cualquier gran capital, con sus pequeños restaurantes de autor dándonos la bienvenida en cada esquina. Y con un denominador común: el orgullo por este destilado emblemático, que ha marcado y, sin duda alguna, marcará, la personalidad de esta hermosa ciudad que esconde joyas modernistas que de buen seguro también van a robarnos el corazón.
Museu del Vermut
Valloroquetes, 7.
43201 Reus (Tarragona)
T. 977 34 23 12
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