COMPRA DE CALIDAD

¿En qué nos tenemos que fijar para comprar fruta que esté buena?

Demasiado a menudo compramos fruta que tiene muy buena pinta y cuando llegamos a casa nos llevamos una decepción: está sosa, su textura no nos gusta o está demasiado verde. Aprende a comprar fruta de calidad.

Manzanas en un puesto de un mercado

Manzanas en un puesto de un mercadoPexels

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En nuestras fruterías podemos encontrar frutas y verduras procedentes de más de 40 países. Aun así, las cinco frutas más consumidas en España son la naranja, el plátano, manzana, sandía y melón. Exploremos nuevas opciones, pero ¿Cómo elegir las mejores?

Consejos para comprar fruta de calidad

Aquí van 7 claves para saberlo todo sobre comprar fruta.

1. Elige fruta y verdura de temporada.

No pensemos ni por un segundo que todas las frutas son iguales. Todas son válidas, pero no todas son iguales. Y si no piensas así, recuerda la canción: naranjas en agosto y uvas en abril.

En cualquier época del año podemos encontrar casi todas las frutas y verduras que podamos imaginar. Pero debemos revisar la información disponible en el súper o preguntar a nuestro frutero de confianza. Algunas de ellas vienen del otro lado del mundo donde, además de detener su maduración, aguantan el viaje y hay que sumar el coste económico y medioambiental del transporte. Si es fruta eco y viene del otro lado del mundo lo ecológico se pierde en el transporte y se queda sólo en el nombre.

Un caso diferente es el de las frutas y verduras de invernadero, como los que tenemos en Almería. En España tenemos buena fruta de temporada y buenos invernaderos.

2. Lee las etiquetas.

Las etiquetas son una referencia de la trazabilidad, es decir, de la vida que ha tenido esa fruta o verdura hasta que ha llegado a la zona donde tú la vas a recoger.

Toda la información de la etiqueta está en la parte superior de la caja, justo donde miramos el numerito que hay que poner en la báscula de algunos supermercados.

Obligatoriamente estará la denominación del producto, el origen, la variedad, el precio por kilo, la categoría y el calibre. Por supuesto hecha la ley, hecha la trampa. Ojo con los nombres. Por ejemplo, hay una variedad de naranja que se llama "Valencia" cuyo origen no tiene por qué ser la Comunidad Valenciana. Ya imaginarás que ese nombre no se destaca por casualidad. Si nos fijamos bien, quizá la próxima vez no nos la cuelen con variedad "Valencia" con origen "Sudáfrica".

3. Confía en las fruterías de tu confianza

Compremos fruta con los cinco sentidos, y las personas que más saben son las de la frutería. Los fruteros saben el momento en que la fruta está en su punto. Y también la textura. La textura de la fruta tiene que estar homogénea, tiene que tener un color, los varios colores que tenga tienen que ser como que vienen de origen.

4. Tamaños de la frutas.

Que las frutas sean tan homogéneas resulta efectivamente un poco sospechoso. Como hemos contado antes, un aspecto que puedes ver en la etiqueta es el calibre.

Cuando la fruta llega a la planta de envasado desde el campo, se selecciona, trata y separa según su calibre, peso, diámetro máximo, mínimo o medio… con un objetivo claro: poderlo clasificar y que nos llegue a casa exactamente como lo esperamos, pero no sólo es por nosotros, tampoco seamos tan egocéntricos.

También es para poder envasarla y transportarla mejor, para tener un precio por cada categoría y para poder competir con las exigencias del mercado.

5. El dilema: ¿Con o sin pepitas?

En nuestra tremenda soberbia humana, pensamos que todo es tal cual lo vemos ahora. Pero nada más lejos de la realidad… El plátano estaba repleto de semillas hace no tantos años, la zanahoria era morada por fuera y blanca por dentro pero se hicieron los cruces suficientes entre especies hasta que quedó tan naranja como la veis ahora.

O el tomate, que era amarillo, a ver si alguien piensa que llamarse "pomme d'or" era por hacerse los modernos. En realidad se utiliza una técnica de hibridación que se llama partenocarpia donde se obtienen frutas estériles, es decir, sin semillas. Con lo que ello conlleva: por un lado, el mercado lo prefiere, por otro, no dejamos que se cierre el ciclo natural: que las semillas caigan al suelo y crezcan nuevas plantas.

6. ¿Son buenas las frutas que brillan?

Lo vemos en las manzanas, por ejemplo. Están cubiertas de una cera de forma natural. Actúa como barrera frente a sustancias extrañas. No es raro en la naturaleza, en plumas de las aves o… en tus oídos.

Con la recolección se realiza un tratamiento de lavado y cepillado, esto hace que la cera que estaba presente se pierda, así que se le aplica este llamado "agente de recubrimiento" sobre la superficie de la manzana.

Con ello conseguiremos que actúe como barrera frente a insectos, que se reduzca la pérdida de agua y pueda aumentar su vida útil, y sí, está más bonita. Pero es un efecto secundario.

Si añaden demasiado, tendrá un aspecto artificial y provocará rechazo, pero la manzana no es peor. Los agentes de recubrimiento suelen ser cera de abeja o cera de carnauba (una palmera brasileña) y no son tóxicos ni mucho menos.

7. Y al llegar a casa…

Nada va a evitar que tengamos que lavar, y muy bien, las frutas y verduras.

Para hacerlo, la clave es frotar bajo el agua. No vale dejarlas en agua y marcharnos. Si queremos utilizar un líquido desinfectante para uso alimentario, el proceso sería: frotar bajo el agua, poner a remojo con el líquido y volver a frotar de nuevo para quitar los restos del desinfectante. De hecho, este proceso debemos realizarlo justo antes de consumirlo, no justo al volver a casa de la compra. Si no, las frutas y verduras que hayamos comprado se estropearán antes.

Las frutas y verduras están en el centro de la famosa pirámide nutricional. Si la pirámide se nos queda anticuada pensemos en los cimientos de un rascacielos. Cuanto más invirtamos en ese tipo de alimentos más sólida será nuestra alimentación.

No hay miedo que justifique no tomar fruta y verdura. De todo lo que comemos no solo es lo más sano, es, probablemente, lo más seguro.

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