TU CUERPO TE LO AGRADECERÁ
¿Por qué deberías eructar más?
Eructar o no eructar, he ahí la cuestión. El tema del eructo, como tantos otros, es profundamente cultural, y en las sociedades occidentales se tiende a reprimirlos por supuestas normas de urbanidad. Craso error. Nada como eructar después de comer para que nuestra vida sea muchísimo mejor.
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Estos son algunos de los motivos por los que, siempre que podamos y nos lo pida el cuerpo, deberíamos eructar sin tapujos y ver cómo mejora automáticamente nuestra digestión.
- Cada vez que tragamos, tomamos algo de aire, que viaja por el esófago hasta el estómago y, cuando éste comienza a estirarse, algunos sensores de la pared estomacal envían señales al esófago. Estas señales permiten que el aire que se ha acumulado en el estómago se pueda escapar, de manera que nos sentiremos inmediatamente mejor. Si el aire que expulsamos viene del estómago, es probable que tenga cierto olor de lo que hemos comido, mientras que si viene del esófago no suelen oler.
- Es especialmente necesario eructar (si estamos acompañados, siempre podemos ausentarnos un momento al baño y dar rienda suelta en solitario a nuestros eructos) si hemos bebido con pajita, comido chicle, bebido refrescos carbonatados, estamos nerviosos o hemos comido deprisa. Todo ello favorece la aparición de gases en el estómago, y por tanto una terrible sensación de hinchazón y tensión abdominal que resultará muy molesta si no la eliminamos mediante nuestro amigo eructo.
- Según el Colegio Americano de Gastroenterología, existe un 7% de la población que padece eructos excesivos e incontrolables, mientras que lo habitual es eructar entre 10 y 20 veces diarias de media. Más allá de esas cifras hablaríamos de eructos excesivos y problemas gastrointestinales.
- Retener los eructos no provoca ninguna lesión en el aparato digestivo, más allá de una ligera sensación de malestar. Sin embargo, en la medida de lo posible, y con el objetivo de eliminar gases y sentirnos mejor, es recomendable "soltarlos" siempre que sea posible.
- Si estamos pasando una época en la que tenemos más gases, ya sea por nervios, estrés o por disponer de poco tiempo para comer, es recomendable comer lentamente y evitar las comidas que provocan gases, desde algunas legumbres a las bebidas con burbujas.
- En algunas épocas de la vida probablemente eructaremos más,sin que haya que darle mayor importancia. Durante el embarazo, por ejemplo, cuando la presión en el aparato digestivo hace que no se tenga tanto espacio para hacer la digestión, gran parte de mujeres sufren tanto eructos frecuentes como problemas de reflujo gastrointestinal. No hay que darle mayor importancia, pues es un problema que desaparecerá tras el parto.
- Otro error que cometemos con el tema de los eructos es provocarlos en los bebés. Durante una época existió la creencia de que los bebés lactantes tenían que eructar sí o sí, pero la pediatría moderna confirma que no es necesario provocar el eructo si el bebé está tranquilo y, efectivamente, no ha tragado aire.
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