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Mitos sobre la hora de la comida que nos ponen la cabeza loca

¿Engorda más la fruta de postre? ¿Se puede tomar agua durante la comida?

Hay muchos gurús que llevan años comiéndote la oreja hablándote no de qué comas esto o aquello, sino de que lo comas en un orden determinado. Vamos a ver si hay algo de cierto en que la fruta ha de comerse antes de las lentejas o si es verdad que es mejor no beber agua durante el almuerzo.

¿Engorda la fruta de postre? Buena pregunta, amigos.

¿Engorda la fruta de postre? Buena pregunta, amigos.Sxc

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No hay nadie como mi compañera Laura Conde desmontando leyendas urbanas, que si la de las dos horas después de comer, que lo de que el desayuno no es la comida más importante del día, que no pasa nada porque tardes un microsegundo en beberte el zumo... Así es, la vida está llena de creencias que considerábamos inamovibles, pero que, en realidad, son falsas.

Una que servidor de ustedes lleva escuchando desde tiempo inmemorial es lo de que la fruta no debe comerse de postre porque engordas como una vaca suiza. El hecho es que al sentarnos a la mesa resuenan voces en nuestra cabeza que, de alguna manera, nos dicen que a lo mejor lo estamos haciendo mal y uno empieza a dudar. ¿Serán leyendas urbanas como las que derriba la apisonadora Laura Conde o tendrán algún viso de realidad? Sentémonos a comer:

No comas pan con la comida. Vaya. Un clásico. Está el que no prueba ni un currusco aunque tenga tanta salsa para mojar que esté a punto de morir ahogado y luego el caso de tu abuela que se comía hasta el helado con pan. En principio, el pan no engorda per se, según los nutricionistas, aunque hay que tomarlo con cabeza: si nos zampamos media barra con unos espagueti carbonara, mal; si lo utilizamos para empujar un plato de espinacas, bien.

El agua, antes, nunca durante. La base de esta afirmación tiene que ver con el hecho de, obviamente, si nos calzamos un litro de agua antes de comer, tendremos menos hambre. Por eso, durante una temporada han surgido dudas respecto a si es mejor o peor tomarla antes o durante. El hecho es que el agua no tiene calorías así que da igual. Si bebemos como si tuviéramos un hijo en la cárcel al principio, nos llenaremos antes. Más claro el agua.

La fruta, ¿al principio? Esta es mi afirmación favorita. Hay gurús de la alimentación que son capaces de pegarte una patada voladora en la mano para que no te zampes un melocotón después de una paella. Ellos siempre lo hacen al revés. ¿La razón? Que podría fermentarte en el estómago. No tiene sentido, si nuestro durazno quisiera fermentar, lo haría igual independientemente de que lo comiéramos con una hora de diferencia. Eso sí, al principio sacia. Pero como argumento para ponerla al final de la comida ponemos enarbolar que, si comemos fruta, no nos zamparemos un trozo de tarta.

¿Me puedo echar una siestecilla? Si eres de los afortunados que puedes planchar la oreja un rato después del papeo quizá te hayas hecho esta pregunta alguna vez. Bien, pues alégrate porque la siesta, por su brevedad, no es capaz ni de hacernos engordar ni de hacernos adelgazar. Que no es el doctor Dukan, vamos, así que tú sigue roncando esa media hora, que serás más feliz que el resto de los mortales. Seguro.

¿Importa si como rápido o despacio? Vaya, pues en este caso sí que importa. Al comer rápidamente dejamos de segregar unas hormonas en nuestro intestino que nos hacen sentir llenos. Esa hormona, por el contrario, sí que se genera al ingerir los platos despacito y masticando lentamente. No lo digo yo, lo dicen investigadores de la Universidad de Atenas que hicieron un estudio con helados. Y ante eso, Cocinatis no puede más que pasar a un discreto segundo plano.

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