NO TODAS LAS PERSONAS NECESITAN LO MISMO
Dime qué vida llevas y te diré qué debes desayunar
En los últimos tiempo se está poniendo en tela de juicio eso de que el desayuno es la comida más importante del día, y hay expertos que señalan que todo depende de los hábitos de cada persona. Sea o no la comida más importante, lo cierto es que es fundamental desayunar lo que necesitamos en función de nuestro día a día.
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1- Tienes sobrepeso. Si te sobran unos kilos y quieres mantener la línea es cierto que debes consumir la mayoría de calorías a lo largo del día, especialmente por la mañana. No dudes, por tanto, en desayunar en abundancia y regular la ingesta de calorías a mediodía y, especialmente, a la hora de la cena, un ágape que te recomendamos que hagas a una hora temprana y que sea siempre ligero y poco abundante.
2- Trabajas de noche. Y te vas a dormir por la mañana, tras una larga jornada laboral. La idea es que no hagas ingestas demasiado abundantes antes de irte a dormir, pues esto no sólo va a repercutir en tu digestión, que será mucho más pesada, sino que también puede provocarte insomnio. Por tanto, nada de huevos con panceta o salchichas, pues lo mejor es apostar por las frutas, aunque no por todas y siempre con moderación. Kiwis, peras o melocotones son buenas opciones, mientras que otras frutas como el melón o los cítricos no se recomiendan antes de ir a dormir, no sólo porque son tremendamente diuréticas y nos harán levantarnos a menudo, sino porque pueden provocar hinchazón y flatulencias. Algo de pan integral con aceite también es una buena opción antes de acostarnos.
3- Comes muy tarde. Puede ser que hagas un horario intensivo y comas a las 16.30 h, en casa. Muchas personas con este horario pasan la mañana con un café con leche y dos galletas que desayunaron en casa a las 19 h, lo que es un error a todos los niveles. No sólo porque acabaremos comiendo una barbaridad a las 16.30 h y eso arruinará más nuestra figura que si hubiésemos tenido el estómago trabajando, sino porque vamos a pasar un hambre horrible durante la mañana y nuestro cerebro no tendrá la energía necesaria para funcionar. En este caso no es descabellado hacer un doble, e incluso triple desayuno, y moderar el consumo de calorías en la merienda (que en este caso nos podemos saltar sin problemas) o la cena. Una opción es tomar un desayuno ligero en casa, antes de salir (cereales, yogur, algo de fruta, té o café, por ejemplo) y comer un pequeño bocadillo a eso de las 11 h, que nos ayudará a aguantar sin hambre toda la mañana. Si son demasiadas horas hasta las 16.30 y el cuerpo nos pide calorías, podemos ingerir unas horas más tarde una pieza de fruta, un yogur y un puñado de frutos secos. No sólo nos encontraremos mejor, sino que llegaremos con mucho menos hambre en la cena.
4- Comes en el trabajo. Tienes que comer un táper miserable en la oficina, o incluso un sandwich delante del ordenador a una hora temprana, por lo tanto sueles comer poco a mediodía, pues acabas utilizando el recurso fácil de abrirte una bolsa de ensalada y una lata de atún. Desayuna en abundancia para compensar las pocas calorías que ingerirás a mediodía, y, sobre todo, no olvides merendar. De lo contrario, te pondrás las botas en la cena, cosa que no te interesa.
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