10 consejos que salvarán tu estómago
Cómo sobrevivir al (mal) menú del día
Platos ultramegacongelados, aceitazo capaz de arruinar tu vida sexual, salsas mutantes… regresas a la oficina, pero también a ese mesón en el que cada mediodía te comes dos platos más postre para luego echarte la siesta en la oficina. Te damos 10 consejos para sobrevivir a cinco días de platos "caseros".
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Llevo currando más de 15 años y, en todo este tiempo, me he topado con pocos restaurantes que ofrezcan un menú del día decente. Igual es que tengo un estómago flojeras, pero, cuando he tenido que comer varios días a la semana por 10 euros eligiendo primero, segundo y postre, he acabado petando. En los periodos más prolongados, las lorzas han aparecido en mi cuerpo. En el mejor de los casos, cuando solo lo he hecho ocasionalmente, la pesadez de estómago ha sido tal que lo único que he podido hacer es sestear sobre el ordenador.
¿Tan difícil es ofrecer un menú del día decente? Los expertos dicen que son varios los hándicaps: por un lado, la necesidad de ofrecer comida para un batallón de trabajadores; por otro, el precio bajo al que hay que ponerlos para ganar cliente y, por último, cuando ya se consigue un buen número de asiduos, hay pocos restaurantes que no bajen la calidad. Y se nota. Vaya si se nota. A la espera de que la racionalización de horarios ponga fin a esas dos horas en las que hay que entregarse a los ‘placeres’ del menú del día, os damos 10 consejos para salvar vuestra vida estomacal.
La temporada, a tomar viento. Qué bello sería que en un restaurante del menú del día los platos estuvieran hechos con productos de temporada. Este deseo, desgraciadamente, no se suele cumplir y lo habitual suele ser tan ‘random’ como que hay melón con jamón en noviembre o un plato de atún en abril. La temporalidad y el menú del día no se llevan bien, que se le va a hacer.
Menús que rotan menos que la selección de basket. Lunes: espaguetis carbonara y escalope. Martes: espaguetis carbonara y escalope. Miércoles: espague… Bueno, ya os hacéis una idea. No te confundas, si cada día hay los mismos primeros y segundos, hay una cosa clara: aquí hay poca cosa fresca y lo que pidas el miércoles quizá lleve hecho desde el lunes.
No abuses del alcohol. Seguramente llegues a un comedor y veas, a tu alrededor, a señores tripones con traje que se trincan una botella de Rioja y un chupito cada día. Esos no son tu ejemplo, recuerda. Además, el vino del menú no va a ser gran cosa y lo del chupito como digestivo es un mito.
Esquiva salsas. Siempre que puedas, aliña tú tus ensaladas y, si ves que el pescado o la carne llegan excesivamente salseados, pide que te echen menos para la siguiente ocasión. Cuanto más controles tú el tema de la sazón, mejor te irá.
No tomes el aperitivo. No caigas en la tentación de cañita más torrezno a diario mientras esperas que te sienten. Ten en cuenta que es como si estuvieras añadiendo un plato más al menú y tú no te dedicas a arar el campo, sino a teclear en un ordenata.
Ojito con las grasas trans de los postres. "¿Fruta o tarta?". A ver qué elijes. Los postres, en un menú del día, son menos caseros que Pocholo Martínez-Bordíu. Tómate la pera en lugar de la tarta Sacher de fantasía llegada directamente de un polígono industrial.
Vigila tus digestiones. Permanece atento a las señales de tu cuerpo. Si llevas comiendo varios días en un restaurante y te sientes fatal, quizá sea el momento de cambiar. Sería bueno que hicieras una ronda por todos los locales de la zona hasta que encuentres uno en el que tu estómago no parezca Chernóbil después de acabar.
Trata de compensar siempre en primero y segundo. Si vas a comer arroz de primera, trata de que tu segundo no sean albóndigas con patatas fritas. Si puede ser, elige una crema o una ensalada y de segundo pescado. Reduce los hidratos y las grasas en la medida de lo posible. Te irá mejor.
No racanees (con el dinero). Si en el sitio bueno el menú vale 13 pavos y en el malo, 9, piensa antes de elegir. ¿Te compensa la diferencia? Pues eso.
Alterna con el táper. Lo ideal es evitar comer de menú de lunes a viernes. Una idea inteligente es la de llevar táper para todos los días excepto uno, que aproveches para bajar con los compañeros y hacer piña. Tu estómago será tu amigo para siempre.
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