¡HOY ES EL DÍA DEL PIZZERO!
9 aberraciones que cometemos en España con la pizza
Hoy es el Día Mundial del pizzero, estos señores que toman agua, harina, tomate y mozzarella y hacen magia, transformando los ingredientes en uno de los platos más amados, conocidos y maltratados a nivel mundial. Sí, maltratado. Porque pocos platos sufren tanto como la pizza. Hoy te contamos las aberraciones que cometemos en España a la hora de preparar pizza.
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1. La masa preparada. Esta cosa pegajosa que encuentras en casi todos los supermercados, enrollada en papel de horno y lista para hornear es la base, nunca mejor dicho, de una serie de errores que cometemos pensando que estamos preparando una buena (y sana) pizza casera.
2. La harina. Vale, perfecto, te hemos convencido. Renuncias para siempre a las masas preparadas y decides ponerte en juego. Necesitas agua, levadura de cerveza, sal y harina. Y vas y compras la harina lista para hacer pizza, si eso con levadura incorporada, así seguro que no se te olvida. Y caes otra vez en el error. La harina para la pizza es la 00, menos refinada y por lo tanto con una mayor cantidad de gluten, esencial para obtener la textura esponjosa y alveolada. Ah, por cierto, la masa de la pizza no se extiende con el rodillo, sino con las manos.
3. El tiempo de levado. Un buen levado y un levado rápido casi nunca son sinónimos. Por lo tanto, intenta evitar las levaduras que prometen resultados en una hora, o menos. A veces es mejor esperar y disfrutar del resultado: es el caso de la masa de la pizza. Debería reposar y crecer durante unas 12 horas, o incluso de un día para otro, al ser posible encima de una tabla de madera y cubierta con un paño de algodón limpio. La madera y el paño absorberán la humedad en exceso.
4. El tomate. Esta tal vez es la mayor aberración que cometemos a la hora de preparar pizza en casa: echarle tomate frito. Cualquier italiano, aunque sea el menos cocinilla de todos, os dirá que el tomate frito es un sacrilegio en la pasta, pero más aún en la pizza. Cambia el tomate frito de bote por pelados o, si tienes prisa (aunque hemos dicho que en cuestiones de pizza sería mejor ir con calma) tomate triturado natural.
5. La mozzarella, real y escurrida. Aléjate de las mozzarellas para pizza que encuentras en los supermercados, o de las mozzarellas ralladas. Lo que debes usar en la pizza es mozzarella tradicional. Y si puedes invertir un poco más para que sea de búfala, mejor que mejor. ¿Un consejo para que no suelte mucha agua durante la cocción? Córtala en rodajas y déjala a escurrir durante una media hora. Esto permitirá que elimine el agua en exceso y que la masa de la pizza no se moje y quede crujiente.
6. Los ingredientes. Para entender cuántos ingredientes debería llevar una pizza, tenemos que recordar siempre que este plato es el emblema gastronómico de la sencillez. No es casualidad que en Nápoles, el templo de la pizza, la reina sea la pizza margherita. Tres ingredientes y un resultado espectacular. Por ello, intenta evitar mezclar toda clase de alimentos en tu pizza y piensa que cada ingrediente debería ser acorde con los demás.
7. La pizza no es una excusa para vaciar la nevera. Confiesa, lo has hecho tú también: has preparado una pizza con el claro intento de librarte del trozo de queso, las últimas lonchas de jamón, las aceitunas y el fondo de la lata de maíz que quedaban en la nevera. Y como antes de hornearla te has acordado que tenías unos pimientos asados, pues a la pizza también. ¡Error! A menudo se considera la pizza como algo que se puede acompañar con cualquier cosa, pero a ver qué cara te ponen los italianos cuando le dices que tu pizza favorita es la boloñesa, y que lleva carne picada… ¿A qué nunca pondrías piña en una paella? Pues eso.
8. La cocción. Una vez que hayas respetado meticulosamente los puntos anteriores, piensas estar a salvo y horneas tu pizza. Pones el horno a 180 grados y te dispones a esperar que esté lista mientras empiezas a ver un capítulo de tu serie favorita. Al cabo de 15 minutos vuelves y te encuentras con algo que no se parece en nada a la pizza que pides en un restaurante. Esto se debe a que, en teoria, el tiempo y la temperatura de cocción de la pizza deberían ser de alrededor de 400 grados durante no más de dos minutos. Evidentemente, los hornos eléctricos domésticos no tienen esta potencia, pero sí podemos ponerlo al máximo durante cinco minutos, y ver qué tal.
9. Los ingredientes chamuscados. Nos ha pasado a todos alguna vez: horneamos nuestra pizza de jamón y al sacarla nos encontramos con una pizza cubierta de trozos de carne chamuscados. Esto se debe a que no todos los ingredientes se pueden poner en el horno al mismo tiempo.
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