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EN POCOS PASOS

Cómo lavar un plumífero sin estropearlo

Mantener los plumíferos como el primer día es una tarea compleja, pero siempre que se haga adecuadamente los podemos conservar en perfecto estado. En el vídeo te mostramos cómo, con unos simples pasos, tu plumífero volverá a lucir perfecto.

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Con la llegada de las bajas temperaturas, el plumífero es un imprescindible en todos los armarios. Cortos, largos, voluminosos… existen de diferentes formas y colores, pero lavarlos sigue siendo todo un reto en cualquier hogar. El miedo a que encojan o no saber si podemos meterlos en la lavadora son algunas de las cuestiones que nos hacemos siempre en estas fechas, por ello en el vídeo, te enseñamos cómo con unos pocos pasos, tu plumífero quedará como nuevo.

Este tipo de prendas, por lo general, no se suelen lavar frecuentemente. Se recomienda hacerlo cada tres meses, es decir, dos veces por temporada.

‘Skyliner’, el primer plumífero

Eddie Bauer, empresario americano, fue quien bautizó así al primer plumífero que se conoce de la historia. Eddie casi pierde la vida a causa de una hipotermia cuando decidió crear una chaqueta acolchada para subsanar el frío.

A partir de ese momento, fueron muchos los diseñadores que quisieron aprovechar este hallazgo para fabricar plumíferos en las colecciones de moda de los años 40. El diseñador Charles James fue el pionero, equivocándose en pensar que no sería atractivo para el público.

Durante todo el final del siglo XX, diferentes diseñadores de moda incluyeron en sus colecciones de invierno esta prenda. Su punto álgido se sitúa en los años 90, donde su popularidad hizo que los plumíferos se hayan quedado ya en nuestros armarios para siempre.

¿De qué material están hechos?

Los plumíferos han sido siempre la prenda que mejor resiste las bajas temperaturas, y esto se debe a su composición. Originalmente, este tipo de prendas se fabricaba exclusivamente con plumas animales como las de pato, ganso u oca. Con el paso del tiempo, se ha variado mucho en la fabricación de los plumíferos, dando paso a las fibras sintéticas, como el poliéster.

Los tipos de pluma son muy variados y dependen del animal y de su alimentación. En función de la cantidad y la composición, las características del plumífero variarán. Por ejemplo, lo que conocemos como pluma tiene menos transpiración que el plumón. El plumón hará que la prenda pese mucho menos y sea más aislante del frío.

Un truco para saber si realmente la prenda tiene calidad es comprimirla y ver lo que tarda en volver a su estado original. Si es de buena calidad, el plumífero tendrá más capacidad de flexibilidad, por lo que tardará menos en volver a su estado y el secado será más rápido.

Sea de la composición que sea, sigue siendo tedioso el momento de lavar un abrigo de plumas, por lo que, en el vídeo te enseñamos unos trucos para realizar el lavado de manera sencilla.

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