La madrugada del 26 de octubre al 27 volvemos al horario de invierno

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Cambio de hora 2019

¿Por qué cambiamos la hora en invierno?

El hábito de cambiar las manecillas del reloj se generalizó en 1974, con la primera crisis del petróleo, pero puede llegar a su fin en 2021.

En resumen
  • Según una encuesta dirigida por la Comisión Europea, el 84% de los ciudadanos europeos está en contra de cambiar los relojes.
  • Según los expertos, los cambios horarios pueden afectar al estado de ánimo, el sueño o incluso la piel.

El domingo 27 de octubre finalizará el horario de verano y volveremos al de invierno, concretamente a las 03:00 horas. En ese momento, nuestros relojes volverán a marcar las 02:00 horas, ganando así una hora de sueño.

Acabar octubre con unos días en los que amanece y anochece antes es algo ya automatizado entre los ciudadanos. La práctica se comenzó a generalizar en 1974 con la primera crisis del petróleo, con el objetivo de aprovechar más la luz natural y, por tanto, ahorrar electricidad. Si embargo, podríamos remontarnos en el tiempo aún más, ya que la primera vez que se aplicó el cambio horario fue en la Primera Guerra Mundial, también en aras de ahorrar energía.

Tras los debates albergados el pasado marzo en las instituciones europeas, parece que 2021 puede ser el año en el que dejemos de cambiar la hora. Cada Estado miembro de la UE deberá decidir un horario, ya sea el de verano o el de invierno. Multitud de estudios demuestran los beneficios de la luz solar en aspectos como el estado de ánimo, la calidad del sueño o la piel. Por tanto, en caso de tener que optar por un horario, España probablemente aquél que aporte más luz solar en las rutinas de los ciudadanos, aprovechando además el consumo de luz natural frente a la artificial.

¿Horario de invierno o de verano?

Diego Redolar, profesor de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC afirma que "No tiene repercusiones en nuestros ritmos circadianos quedarnos en un horario u otro". Sin embargo, sí puede afectar en aspectos como el estado de ánimo. Con el horario de verano, muchos comenzarían la jornada laboral a oscuras, lo cual "afecta notablemente a nuestro estado de ánimo", según señala Redolar. Sin embargo, otros declaran que el otoño trae consigo unos días más cortos, con menos exposición solar. La piel se expone a menos horas de luz y a menos rayos UV, los cuales son importantes para activar la vitamina D. Su falta provoca que el organismo y la piel pierdan capacidades para un buen desarrollo de su funcionamiento. El gobierno configuró el pasado año una comisión de expertos que estudie los efectos de cada uno de los dos horarios. Además de tener en cuenta efectos en la salud, también se valoran consecuencias en otros ámbitos como le económico. Los defensores del horario de verano apelan que los días que anochecen más tarde suponen más vida social, y por tanto una aumento del comercio.

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