País Vasco
Una mujer da a luz por sorpresa en el baño de un bar en Bilbao
Tenían un centro de salud pero no les dio tiempo a llegar. El local se tuvo que convertir en un paritorio improvisado para dar la bienvenida al pequeño Udai.
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En la esquina que une las calles Batalla de Lepanto y Virgen de Begoña. A 100 metros de la parroquia de Santa Cruz y a alguno más del centro de salud más cercano. En el baño del bar Edurne, que solo tiene uno con un muelle en la puerta para que se mantenga siempre cerrada. Ahí nació Udai. La madre y el padre apenas tuvieron tiempo para reaccionar.
Y a todo esto, la dueña del bar que lleva su nombre, hizo lo poco que pudo: "Estaba hablando con el 112, dando los datos. Mientras esperaba a que me atendiera el doctor para que nos diera algunas pautas hasta que llegara la ambulancia, ya había nacido. No hicieron falta", reconoce entre risas. "Es la anécdota más gorda de este bar", dice, y bromea con colocar una “plaquita” que recuerde que un 23 de julio nació Udai, el cliente más joven hasta el momento.
Según narra esta licenciada en Periodismo, la llamada al 112 la hizo a las 07:50 de la mañana. La madre y el padre son clientes habituales, y en esta ocasión venían solo a utilizar el baño. En el Hospital de Basurto, cuenta, "estaba poco dilatada", y aunque les ofrecieron la posibilidad de quedarse, se marcharon porque estaban tranquilos. No parecía que fuese a dar a luz. En ese momento había dos clientes en la terraza del bar, desayunando.
En el baño, y sin preverlo, comenzó el parto. "Cuando vi la cabeza saliendo me moría. No me pude creer lo que estaba viendo", cuenta Edurne. El padre tuvo el tiempo justo para llegar y sujetar la cabeza de la criatura. Los que estaban desayunando estaban más nerviosos que la madre. "Ni siquiera me di cuenta de si vino más gente. Vi que una chica pasaba por la calle. Tuvo que alucinar", explica la dueña.
El baño se ve desde fuera por una de las puertas. En pocos minutos, "aunque si me dices que fueron 10 me lo creo, porque a mí se me pasó muy rápido", Udai ya había nacido. Hasta que la asistencia sanitaria llegó, lo mantuvieron tapado y apoyado en el pecho para que no se quedara frío.
"Ni he oído nada ni he visto nada de ayer. He estado liada", dice Edurne, refiriéndose a que ha atendido a varios medios de comunicación. Con la perspectiva de que todo saliera, bien lo recuerda contenta. Y los padres, con quienes ha podido hablar por teléfono, “están bien”. Pese a lo accidentado es “un final feliz”, y "una bonita noticia" para uno de los clientes que recién entraba al Edurne, bar y paritorio improvisado.
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