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¿QUÉ PASA CON LOS JÓVENES QUE QUIEREN SEGUIR ESTUDIANDO?

Menores tutelados, obligados a emanciparse al cumplir los 18, a encontrar un empleo y financiar sus gatos

Los expertos destacan la importancia de que se prolongue el apoyo y ayuda a esos jóvenes, ya que "de un día para otro pasan de tener las necesidades cubiertas, a tener que mantenerse de manera autónoma; se tienen que poner a trabajar, y con esa baja cualificación, encuentran un peor empleo o de baja calidad".

Los menores tutelados por la administración cuando cumplen los 18 años salen del sistema de protección y deben emanciparse, encontrar un empleo y financiar sus gastos, pero ¿qué pasa con los que quieren seguir estudiando o con aquellos sin recursos que su mayoría de edad les arroja a la calle? Algunas organizaciones sociales dedicadas a la protección de la infancia están ampliando sus programas a los "extutelados", jóvenes ya adultos pero desprotegidos, porque les afecta el desempleo juvenil general -que se sitúa en el 42 %- y la vulnerabilidad que llevan en su mochila de su etapa infantil viviendo en centros de protección social. El 52 por ciento de la población tutelada no acaba la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), frente al 15 por ciento de los no tutelados.

¿Qué pasa con los jóvenes que quieren seguir estudiando o con aquellos sin recursos que su mayoría de edad les arroja a la calle?

"Estos jóvenes de 18 años suelen tener baja cualificación académica y escasas habilidades sociales, lo que les convierte en un colectivo muy vulnerable y con un alto riesgo de exclusión social y de pobreza extrema", explica la psicóloga Maribel Miñaca. Hay que tener en cuenta la historia de estos niños "que viene dañada desde su infancia, ya que proceden de familias en las que se ha dado poca o ninguna importancia al ámbito educativo y que han tenido que vivir su niñez dentro del sistema de protección que a los 18 les dice adiós", relata la experta.

"De un día para otro pasan de tener las necesidades cubiertas en centros de protección o en los hogares de acogida, a tener que mantenerse de manera autónoma; se tienen que poner a trabajar, y con esa baja cualificación, encuentran un peor empleo o de baja calidad", destaca la especialista, quien defiende la importancia de que se prolongue el apoyo y la ayuda a esos jóvenes en esa transición hacia la edad adulta. Como la que facilita la Asociación Nuevo Futuro, que acoge a estos jóvenes en su proyecto de emancipación, a través de hogares en los que viven grupos de 8 a 9 jóvenes, apoyados por un profesional, en los que pueden permanecer hasta los 21 años. La organización tiene hogares en los que ayuda a una treintena de "jóvenes adultos" en Madrid, Álava, Alicante y Santander, explica la directora, Miriam Poole Quintana.

"Entran con 18 años y se van con 21, pero si, por ejemplo, están estudiando una carrera o necesitan unos meses más, se puede estudiar una prórroga; durante ese tiempo se les ayuda en su formación y dando herramientas para que puedan alcanzar su autonomía", en tareas domésticas, búsqueda de empleo u orientación laboral. La responsable de Nuevo Futuro explica que la mayoría de ellos estudian algún ciclo de Formación Profesional, otros trabajan "pero ganan poco dinero" y muy pocos son universitarios.

Son un colectivo muy vulnerable y con un alto riesgo de exclusión social y de pobreza extrema

"Trabajamos con la Fundación Tomillo, que les facilita formación, en sectores de hostería y turismo", mayoritariamente, y los jóvenes viven solos, en pisos, bajo la supervisión de la responsable de emancipación y de una educadora de apoyo. Esta ONG prepara desde los 16 años a los menores que viven en sus hogares, con los que pretende desarrollar un modelo familiar, a desarrollar su autonomía, indica Miriam Pool, donde ya tienen una aproximación al mundo laboral. "Les acompañamos en la búsqueda de empleo y en cualquier otra cuestión que tienen que abordar como cualquier otro joven, pero su situación es más complicada que la de muchos otros jóvenes".

Para la directora de esta ONG, los programas de emancipación son vitales, pero -ha recordado- precisan financiación. En el caso de Madrid, la administración autonómica financia la mitad de los gastos de esos hogares que dan cobertura a una decena de jóvenes, explica Pool, quien opina que sería deseable extenderlos a todas las comunidades autónomas. "Los programas son buenos, pero hace falta dedicar más dinero a estos temas; en los servicios sociales, los temas de infancia son los que menos presupuesto tienen", ha lamentado. En España, hay más de 35.000 menores bajo la protección y tutela de la administración; al cumplir los 18 años, salen del sistema de protección.

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