Imágenes que quedan del Saloufest

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EL PRIMER CONTINGENTE FUE DE 2.500 JÓVENES

Balance de 46 multas por beber u orinar en la calle sólo entre el primer grupo de estudiantes del Saloufest

La primera fase del Saloufest transcurrió entre el 20 y el 25 de marzo, con 2.500 universitarios entre los que se pusieron 46 multas. El segundo contingente, de 4.000 jóvenes que llegaron el martes, ya acumula 22 multas en menos de 48 horas. Con todo, los vecinos del epicentro de ocio de Tarragona aseguran que se nota más el control policial y de los monitores del festival.

El primer contingente de 2.500 estudiantes del Saloufest se han marchado de esta localidad de la costa de Tarragona con 46 multas, de entre 100 y 300 euros, por beber u orinar en la calle, según fuentes municipales. Unos 7.400 estudiantes británicos, 2.000 menos que el año pasado, han comenzado a visitar Salou para participar en esta fiesta que ha suscitado la polémica en varias ocasiones por el comportamiento incívico de los jóvenes.

El Ayuntamiento de Salou, la Generalitat y las asociaciones hoteleras y de restauración de la Costa Dorada anunciaron, antes de Semana Santa, un frente institucional común contra el Saloufest un festival publicitado como fiesta y deporte que organiza I Love Tour. El sector del ocio nocturno, la asociación de empresarios y restauradores de Salou y los hoteleros, por su parte, defienden este festival porque les ayuda a empezar antes la temporada de verano, ya que genera un impacto de 5 millones de euros para el que no existe alternativa.

En la anterior edición llegaron 9.400 universitarios y en esta, se calcula que son 2.000 menos, llegados en tres fases: del 20 al 25 de marzo, del 29 de marzo hasta el 2 de abril y del 4 al 10 de abril. El primer contingente, de 2.500 estudiantes, se fue con un balance de 46 multas de entre 100 y 300 euros por beber y orinar en la calle. La segunda remesa es la más numerosa, con 4.000 jóvenes, y ya suman 22 multas por los mismos conceptos.

Algunos vecinos de la calle Carles Buigas, el epicentro de ocio nocturno del municipio turístico y del festival, señalan que se nota más el control policial y de los propios monitores del festival. "Se disfrazan y hacen el tonto como siempre, pero dicen que son menos y a lo mejor por eso se nota menos follón", dice Mari Carmen López. En el salón de tatuajes Stigma, los dependientes comentan que otros años han tenido mucho más trabajo y aseguran que a ellos no les molestan. Otro comerciante de la zona afirma: "con ellos estoy tranquilo porque no roban, a diferencia de muchos turistas españoles".

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