Desaparecida

Aumentan las incógnitas sobre la desaparición de una mujer estadounidense en Madrid

Tras 18 días desaparecida, no se ha conseguido esclarecer ningún detalle sobre el caso.

Ana María Knezevich en una imagen de SOS Desaparecidos

Ana María Knezevich en una imagen de SOS DesaparecidosSOS Desaparecidos

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Ana María Knezevich Henao, una mujer estadounidense de 40 años, desapareció el pasado 2 de febrero en Madrid. Tras 18 días desaparecida, no se ha conseguido esclarecer ningún detalle sobre el caso. ¿Fue secuestrada? ¿Quedó con alguien el día que se le perdió la pista?

Las autoridades, que mantienen la investigación bajo secreto de sumario, sostienen que la clave podría estar en la geolocalización de su teléfono móvil, por lo que estarían trabajando en ello, así como en recuperar datos de la tarjeta SIM y conseguir información de su círculo más cercano.

La mujer es dueña de una exitosa empresa en Estados Unidos. Se instaló en Madrid el pasado mes de diciembre tras pasar por un duro proceso de divorcio que inició hace un año con su marido, David Knezevich, pero que no ha llegado a efectuar. Desde entonces, vivía de alquiler en el barrio de Salamanca.

Su todavía marido se encuentra en Serbia -su país natal- y está en contacto con las autoridades, pero asegura no saber nada. El entorno de Ana María ha asegurado que en estos momentos no tenía pareja sentimental ni estaba conociendo a nadie.

"Mensajes que no parecían de ella"

El día 2 de febrero, Ana María manda un mensaje a una amiga. A partir de ahí, se le pierde la pista. Su amiga le escribe y le llama después, pero no tiene éxito. Esta ha asegurado que era raro que no contestase porque al día siguiente tenían un viaje juntas por el que la desaparecida estaba "muy ilusionada".

Alas 13:00 horas del día 3 de febrero, tanto esta amiga como otra que vive en Europa recibieron un mensaje procedente del móvil de Ana María afirmando que "había conocido a una persona maravillosa y que se había ido con ella a una casa de campo situada a dos horas de Madrid".

Explicaba que había muy mala señal y que por ello, ya hablarían a su regreso. Pero su familia y amigas no creen que ese mensaje haya sido escrito por ella, alegando que no es su forma de escribir, y explicando que parecía que había sido escrito por un corrector. Una de las amigas contactó con emergencias, y los bomberos entraron al piso. Comprobaron que no había nadie, ni signos de desorden o violencia, y el domingo día 4 se certificó que había desaparecido.

No han trascendido detalles de las pesquisas, pero la investigación continúa.

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