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UNO DE LOS 14 PRESOS MÁS IMPORTANTES DE GUANTÁNAMO
El primer preso de Guantánamo juzgado en EE.UU, condenado a cadena perpetua
El tanzano Ahmed Khalfan Ghailani, primer preso de Guantánamo en afrontar un juicio civil en EEUU, fue condenado hoy a cadena perpetua por los atentados de 1998 contra las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania.
El tanzano Ahmed Khalfan Ghailani, primer preso de Guantánamo en afrontar un juicio civil en EEUU, fue condenado hoy a cadena perpetua por los atentados de 1998 contra las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania. En una vista celebrada hoy en el Tribunal Federal del Distrito Sur de Nueva York, el juez Lewis Kaplan anunció su sentencia contra Ghailani, de 36 años, al que denegó la petición de indulgencia que había presentado su defensa.
"Hoy se ha hecho justicia en el Tribunal Federal de Manhattan. Ahmed Ghailani es un despiadado terrorista asesino y un agente de Al Qaeda, y ahora va a pasar el resto de su vida en prisión", dijo hoy el fiscal Preet Bharara tras conocerse la sentencia. En una declaración escrita, el fiscal añadió que "Ghailani fue un miembro vital de la célula terrorista de África Oriental que asesinó a 224 personas inocentes y causó miles de heridos en los atentados. Doce años y medio después de los devastadores y despreciables ataques, pagará por sus crímenes".
La condena a cadena perpetua es por el único delito que se le imputaba a Ghailiani de conspirar para atentar contra edificios y propiedades gubernamentales, que conlleva una pena mínima de 20 años y una máxima de prisión de por vida.
Ese era el único delito por el que el detenido fue hallado culpable en noviembre pasado, ya que, tras cinco días de deliberaciones, el jurado decidió absolverlo de los otros 285 cargos que se le imputaban. La absolución de todos esos delitos, que incluían asesinato y conspiración para matar a estadounidenses y para usar armas de destrucción masiva, se debió a que las pruebas para acusarlo se habían obtenido en duros interrogatorios en instalaciones de la Agencia Central de Información de EEUU (CIA), no haberle ofrecido el servicio de un abogado ni haberle leído sus derechos.
La organización terrorista Al Qaeda reclamó la autoría de la colocación de explosivos ante las representaciones diplomáticas estadounidenses en Kenia y Tanzania el 7 de agosto de 1998, en los que murieron doce estadounidenses y hubo más de 4.000 heridos. Al inicio del proceso judicial, en octubre pasado, el fiscal dijo al jurado que Ghailani colocó el camión con explosivos "porque se había comprometido con Al Qaeda a un objetivo: matar estadounidenses". Durante el juicio, que se prolongó cuatro semanas, la acusación particular y la Fiscalía intentaron probar que Ghailani perteneció a ese grupo terrorista y ayudó a comprar el camión que se utilizó para atentar en la embajada de Tanzania, así como los materiales explosivos empleados en ambos ataques. El acusado fue detenido en Pakistán y recluido en julio de 2004 en un centro secreto de la CIA, donde pasó dos años.
Después fue trasladado a una cárcel en Guantánamo (Cuba), donde permaneció otros tres años más, hasta que en 2009 fue llevado a Nueva York. La defensa de Ghailani ha insistido desde el inicio del proceso en su inocencia argumentando que sólo ayudó a algunos amigos que él creía que eran empresarios y no personas involucradas con una red terrorista, además de señalar que nunca fue a campamentos para adiestrarse como terrorista ni pertenece a Al Qaeda.
Sin embargo, el juez Kaplan resolvió que el acusado ha demostrado que era consciente de lo que hacía y que participó en la planificación de los ataques. Además, el magistrado dijo que los atentados causaron mucho más daño que el que él pudo haber sufrido durante los interrogatorios en las prisiones secretas de la CIA y en Guantánamo. El fiscal reconoció que ha sido un "caso difícil", pero insistió en que el objetivo siempre ha sido "velar por que recibiera el castigo que merecía".
Según detalló, agentes de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) han dedicado años a este caso, viajando por todo el mundo, entrevistándose con cientos de testigos para reunir pruebas.
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