Elecciones Polonia
Polonia elige la vía de choque con la Unión Europea al dar la presidencia a Karol Nawrocki
La victoria del candidato impulsado por los ultraconservadores pone en jaque su apoyo a las políticas de Bruselas. El nuevo presidente, Karol Nawrocki, es admirador de Trump y promete guerra contra lo que llama las “élites europeas”.

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Ha sido una de las victorias más ajustadas que se recuerdan en los últimos años. El conservador Karol Nawrocki ha ganado en las elecciones presidenciales polacas a su rival, el liberal Rafal Trzaskowski, con el 50,89 % de los votos, frente al 49,11 %. A pesar de lo ajustado, desde Bruselas se ha emitido a primera hora del lunes un mensaje de felicitación al ganador. "Felicidades a Karol Nawrocki. Estoy segura de que la UE seguirá manteniendo una excelente cooperación con Polonia. Todos somos más fuertes juntos, trabajemos para garantizar la seguridad y la prosperidad de nuestro hogar común", ha escrito Ursula von der Leyen.
Pero, más allá de la felicitación protocolaria, la preocupación en Bruselas es evidente. El partido que ha impulsado a este candidato, -aunque sobre el papel iba de independiente-, es el PiS, una formación de marcado corte nacionalista que ya tuvo choques muy fuertes con la Comisión Europea en el pasado, cuando estaban en el gobierno. El PiS mantiene una línea dura, contraria a las políticas de Bruselas en temas clave, como la contención de la migración, las políticas verdes o la adhesión de Ucrania a la UE.
A partir de hora, el presidente Karol Nawrocki tendrá que convivir con un gobierno pro-europeo que lidera el expresidente del Consejo, Donald Tusk, y con el que se anticipan fuertes pugnas. Sobre todo, porque en Polonia la figura de la presidencia tiene mucho peso, incluso con poder de veto en cada una de las leyes, lo que le da un poder real de modular la acción política del ejecutivo de Tusk.
El lema que ha guiado su campaña electoral es: "Primero Polonia, primero los polacos". Nawrocki se califica como un patriota que rechaza de manera tajante el pacto migratorio de la UE. Además, apoya la idea de la italiana Meloni de construir centros de deportación fuera del territorio comunitario. Es un admirador de Donald Trump, al que ha llegado a definir como “un garante de la seguridad regional europea”.
Apoyo de la ultraderecha europea
La Hungría de Viktor Orban ha salido a felicitar a socio polaco. El ministro de Exteriores húngaro, Peter Szijjarto, lo ha calificado como “una gran victoria patriótica, que brinda una nueva oportunidad para que las relaciones entre sus dos países retomen su rumbo original, después de que el gobierno polaco actual, las haya destruido deliberadamente".
Hungría confía en que en otoño sea otro de sus socios de línea ultraconservadora el que gane las elecciones en República Checa y, por tanto, puedan volver a reactivar la cooperación del conocido como “Grupo de Visegrado”, un formato con el que los 4 países vecinos (Hungría, Polonia, Rep. Checa y Eslovaquia) tratan de unir fuerzas para ir en contra de las políticas de Bruselas.
Incertidumbre entre los aliados europeístas
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, también ha seguido muy de cerca estos comicios. Polonia ha sido uno de sus grandes aliados durante la invasión, pero tiene ciertos roces con el partido ganador. Nawrocki, por ejemplo, se ha mostrado en contra de la adhesión de Ucrania a la UE.
“Polonia es nuestro gran amigo, un vecino fuerte y respetamos el voto del pueblo polaco. Tengo muchas ganas de colaborar en todos los temas pendientes y asegurarme de que con Polonia la OTAN se fortalezca aún más”, ha dicho el presidente ucraniano.
Desde Alemania, el portavoz del gobierno, Stefan Kornelius, ha pedido serenidad y asegura que “esperan que, una vez finalizada la campaña electoral, retorne un poco de calma y sensatez”.
En los despachos de Bruselas no se esconde cierta inquietud por lo que pueda suponer este cambio de rumbo en la presidencia polaca. Los partidos de ultraderecha cada vez conquistan más cuota de poder en Europa, y consiguen orientar las políticas del continente hacia sus postulados.
La presidenta de la Comisión recogió la semana pasada el prestigioso premio Carlomagno en Aquisgrán (Alemania). En su discurso, alertó del aumento de poder de las fuerzas ultra. Y no negó su preocupación.
“Cuando veo el auge de partidos extremistas o tendencias antiliberales en toda Europa, me preocupa. Es una tendencia, y no solo pasajera. Y mucho más importante que esta preocupación es la obligación de proteger, fortalecer y preservar nuestras democracias. Y eso es exactamente lo que estamos haciendo. No creo en quejarme por quienes votan a extremistas. Nos corresponde a nosotros presentar argumentos más sólidos. Nos corresponde a nosotros comprender las razones de su descontento”, reconoció Ursula von der Leyen.
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