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MILLONES DE EUROS INVERTIDOS EN UNA GUERRA INCIERTA

Los países occidentales se emplean a fondo para combatir la piratería

La captura de los piratas que son procesados en la Audiencia Nacional se produjo en el marco de la Operación Atalanta, un dispositivo en el que participan casi 2.000 militares de siete países, con el fin de acabar con la piratería en la zona. Cuentan también con la ayuda de la OTAN.

En total, diez buques de guerra, cuatro aviones y más de 2.000 hombres intentar mantener a raya a los piratas. La Unión Europea y otros países víctimas de sus ataques invierten decenas de millones de euros en tecnología punta para acabar con esta lacra. España, víctima de varios de estos ataques en pesqueros como el Playa de Bakio o el Alakrana, participa en la misión con dos fragatas, un avión y un helicóptero.

"Hay que tener en cuenta que operan  muy pocas unidades, no tan sólo españolas sino internacionales, en una superficie similar a la del Mediterráneo." sentencia Félix Arteaga, experto del Real Instituto Elcano, especializado en este tema. Aunque se ha logrado frustrar el 43 por ciento de los abordajes, el número de ataques ha aumentado un 20 por ciento.

Las aguas de Somalia, paso obligatorio para petroleros y barcos de pesca, se han convertido así en las más peligrosas del mundo. Los jóvenes de este país africano, asolado por décadas de guerras y sequías, han encontrado en esta actividad la mejor forma de hacer fortuna."Ellos saben muy bien que el riesgo que corren de ser detenidos, procesados y juzgados es muy bajo. Con lo cual cada vez se animan más. Cada uno de los piratas recibe entre 1000-1500 euros, lo que supone 50 veces el salario interprofesional en Somalia", explica Félix Aguirre.

Por su parte, Emilio Vega, coronel retirado y especialista del Instituto Gutiérrez Mellado, añade que "la solución es la que todo el mundo dice, pero nadie se atreve a poner en marcha. Y sería que Somalia entrase en un período de pacificación, en un período de desarrollo económico, y que se volviese en un país, digamos, viable".

En otras latitudes, se ha optado por acabar radicalmente con el problema. Un claro ejemplo es Extremo Oriente, más concretamente, el Estrecho de Malaca, cerca de Indonesia. Hace una década que los ejércitos indio y coreano enfocaron este problema con mano dura. A base de cañonazos, como se hacía siglos atrás con los temidos corsarios.

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