El 'Alan Kurdi', un barco humanitario de la ONG alemana Sea Eye, que lleva el nombre del niño refugiado de origen sirio que murió en un naufragio, lleva ya una semana vagando sin rumbo por el Mediterráneo con 64 migrantes a bordo tras ser rechazado por Italia y Malta.
La isla italiana de Lampedusa permitió el desembarco de únicamente dos mujeres y dos niños, pero la oferta fue rechazada porque las familias no quisieron separarse. "Quiero darle una buena vida a mi hijo y ver a su madre conmigo le hace feliz. Porque no crecí con mi familia, se de lo que estoy hablando", declaraba uno de los migrantes.
El mal pronóstico del tiempo hace que la situación sea insostenible, por lo que, tal y como ha declarado la ONG en Twitter, se espera "que las mentes políticas se calmen rápidamente y hagan lo que es humano, proteger la vida". Además, la organización ha publicado un vídeo con la declaración de Benjamín, un nigeriano de 30 años que huye del horror y la hostilidad que ha vivido en Libia.
"A nosotros los negros nos usan como esclavos, venden a los seres humanos. Me vendieron en dos ocasiones por 300 euros. Os venderán por 300 euros. Desde que llegué, no tuve libertad", advierte el joven a otros posibles inmigrantes para que no sigan sus pasos.
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