Publicidad

MIGUEL ÁNGEL BLANCO: EL PRINCIPIO DEL FIN

Los españoles pensaron que Miguel Ángel Blanco se salvaría: "Semejante respuesta a nivel mundial tenía que traer consecuencias"

No sólo las personas que no tenían nada que ver con los terroristas estaban en contra del secuestro. Una madre de un preso de ETA pidió públicamente que los encarcelados se manifestaran contra los medios que estaba empleando la banda terrorista para su acercamiento.

En el momento del secuestro de Miguel Ángel Blanco, ETA volvió a exigir el acercamiento de los presos de la banda terrorista a Euskadi y en esta ocasión dio un plazo de 48 horas. Las duras imágenes del padre del concejal enterándose de la boca de una periodista del rapto de su hijo precedían a las de los políticos de todos los signos condenando el "chantaje, coacción y amenaza".

Carlos Totorika, alcalde de Ermua, recuerda la llamada del delegado del Gobierno, Enrique Villar, e inmediatamente entendió que "el resultado final era el asesinato". Ana Crespo, concejal en el Ayuntamiento en aquel año y persona que afilió a Blanco al PP, señala que fue el ministro del Interior el que le comunicó que "las posibilidades no eran ninguna" y le dijo "hazte a la idea de que no le vas a volver a ver". Su hermana, por su parte, explica que se dio cuenta de cuál iba a ser el desenlace cuando llegó a Ermua y vio las calles empapeladas con la frase 'Miguel, te esperamos'.

"Estábamos movilizándonos y echándole un pulso a ETA"

Las personas cercanas al todavía secuestrado relatan cómo los vecinos salieron a las calles y comenzaron a acercarse al Ayuntamiento de forma inesperada. Natividad Alonso, concejal en 1997, explica que en ese momento no sabían qué hacer porque "esa gente estaba esperando algo", y fue cuando decidieron salir e ir en manifestación hasta la casa de Miguel Ángel Blanco para hacer todo lo que estaba en su mano. "Estábamos movilizándonos y echándole un pulso a ETA", señala el alcalde, a lo que Conchi Araujo, vecina de la localidad, añade que "no hubo miedo porque cada uno lo vio como si fuera suyo".

Las movilizaciones se sucedieron por el resto del país y, entonces, un halo de esperanza comenzó a colarse entre los españoles porque "semejante respuesta a nivel mundial tenía que traer consecuencias". José Antonio Ardanza, lehendakari en 1997, entiende que ETA a veces justificaba su actuación en el pueblo y esta movilización demostraba que "el pueblo está con la libertad, con la democracia y con el orden serio".

"Semejante respuesta a nivel mundial tenía que traer consecuencias"

No solo las personas que no tenían nada que ver con los terroristas estaban en contra del secuestro. En aquel momento, una madre de un preso de ETA pidió públicamente en RNE que los presos etarras se manifestaran públicamente contra los medios que estaba empleando la organización para el acercamiento de los encarcelados y "hacerles ver que tienen que intentarlo de otra manera". Mari Mar Blanco, por su parte, reitera que ni ella ni su familia pidieron el acercamiento de los presos para liberar a su hermano porque sabían que "el Gobierno no iba a claudicar ante los terroristas".

Ardanza recuerda que ese fue justamente uno de los puntos de discrepancia. El Gobierno regional quería que se dialogase para intentar ganar tiempo, aunque "seguramente no" se pudiera conseguir nada.

Publicidad