Las claves para descubrir 'La Casa de Papel'

Así es 'La Casa de Papel'

Un enigmático personaje llamado El Profesor planea algo grande, único: llevar a cabo el mayor atraco de la historia. Para ello recluta una banda de ocho personas que reúnen un único requisito: ninguno tiene nada que perder. “¿Cómo te suenan 2.400 millones de euros?”, es lo que le plantea a Tokio, una joven experta en atracos que se encuentra en busca y captura por la policía.

Ella se unirá al grupo reclutado por El Profesor y conformado por: Berlín, el cabecilla; Moscú, el experto en perforaciones; Río, el informático; Nairobi, la falsificadora; Denver, un cabeza loca que es hijo de Moscú; Helsinki y Oslo, la fuerza bruta. Cinco meses de reclusión memorizando cada paso, cada detalle, cada probabilidad… y por fin, el gran asalto a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. Once días de encierro, rodeados de los cuerpos de élite de la policía y con más de 65 rehenes en su poder para saber si saldrán vencedores de su apuesta suicida. Será todo o nada.

Fuera de la Fábrica de Moneda y Timbre se librará una partida de ajedrez no menos importante para el devenir de los acontecimientos: la que mantendrá El Profesor con Raquel, la oficial de Policía encargada de las negociaciones con los atracadores.

Fuerza emocional

Pasadas las primeras horas de tensión y desconcierto tras el asalto, se instala una cotidianidad forzada que rompe las reglas de convivencia y contención de la vida diaria normal. Rehenes, atracadores (y la policía desde fuera) viven una situación de fuerte estrés que destacará por la fuerza emocional de las relaciones que establecen.

Unas condiciones extraordinarias que llevan a la radicalización de las personalidades y la imprevisibilidad de reacciones de personas que, con el paso del tiempo, empiezan a creer que no tienen nada que perder. Se intensifican las relaciones personales: el amor, el odio, los celos, la solidaridad, amistad… Se agiganta cualquier conflicto.

El Síndrome de Estocolmo Colectivo: los atracadores establecen relaciones personales con los rehenes. Se van conociendo, empatizan unos con los otros y, en algunos casos, se ayudan entre ellos.

A la vez, y como consecuencia de esta convivencia forzada, se difuminan las líneas que separan el bien y el mal quedan; con el paso del tiempo, aparece la idea entre los rehenes de ¿y por qué voy a ser el único que no saque provecho de esto?

El miedo y tensión se convierten en una constante, derivados de la angustia por el paso del tiempo y desequilibrio de poder entre rehenes y atracadores. La muerte merodea por las reacciones extremas los atracadores: ellos son quienes ostentan el poder y pueden tomarse la justicia por su mano.