Ha vivido todo un calvario desde hace dos años. María Ángeles, harta de los malos tratos y vejaciones a las que le sometía su marido, tomó la decisión de separarse. Él, herido en su orgullo, contrato aun sicario para rociar con ácido la cara de María Ángeles. Ha reunido toda la fuerza del mundo y ha visitado el plató de Espejo Público para contarnos su experiencia. "No he querido declarar detrás de un biombo porque no quiero demostrarle un respeto que no se merece. Me costó mentalizarme y todo el mundo me lo había recomendado, pero cuando firmé el divorcio lo hice tras uno y él entró en la sala riéndose. No le quería dar ese gusto", asegura María Ángeles.
El matrimonio de María Ángeles comenzó bien, según asegura ella misma, "pero tras casarnos y perder él su trabajo las cosas cambiaron. Yo tenía decidido divorciarme, pero le quise dar una segunda oportunidad, y la historia ya la conocéis". María Ángeles asegura que desde que se produjo la agresión ella sabía que había sido él.
María Ángeles siempre ha querido demostrar fortaleza, aunque reconoce que no es fácil. "Nunca superas lo que te ha ocurrido, pero aprendes a vivir con ello. No me queda otra. Tenía muy claro que el día de la declaración no iba a llorar".
Se ha sometido ya a dos operaciones y le queda una pendiente. "Nadie se puede imaginar cómo me dejó después del ataque. En la UCI mi familia no me reconoció hasta que yo no hablé", dice María Ángeles.