Valeriano Fatica es un joven escultor del centro de Italia. Cuando era niño le gustaba dibujar. Fue en esa época donde decidió dar el salto a la escultura y ya que se crió en el restaurante de sus padres, eligió la materia prima que tenía más a mano: la comida. Así empezó a esculpir en material orgánico como el queso o las patatas.
Ya en 2012 se lo tomó más en serio y comenzó a tallar verdaderas obras de arte en sandías y calabazas.
Puede llegar a tardar hasta 20 horas en tallar una escultura y destaca que mientras los materiales convencionales (mármol, piedra, etc) son más estables y se mantienen en buenas condiciones con el paso del tiempo; los materiales orgánicos como los anteriormente nombrados se ven afectados por el tiempo y demás características atmosféricas con lo cual, cada vez que te enfrentas a una escultura tienes que hacerlo sin parar y nunca sabes a ciencia cierta lo que puede suceder mientras estas esculpiendo.