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'La señora Fazilet y sus hijas': de suspirar por #HazSin a adorar a #YagHaz

Dice la tradición que en las telenovelas desde el minuto uno se sabe quién es la protagonistas, quién es el galán y quiénes son los terceros en discordia y/o villanos. Sin embargo, ese principio casi sagrado a veces se rompe y los espectadores nos encontramos, casi sin darnos cuenta, con unos cambios de roles radicales, que, lejos de despistarnos, consiguen captar aún más nuestra atención. Es lo que ha pasado en 'La señora Fazilet y sus hijas', donde empezamos suspirando por #HazSin, pero ahora adoramos a #YagHaz.

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Hazan, el ángulo del triángulo

En el ángulo central de este peculiar triángulo amoroso tenemos a Hazan (Deniz Baysal), un personaje que ha evolucionado tanto externa como internamente. La conocimos como una mujer fuerte, que renegaba de todo lo que supusiera prestar atención a su imagen, fuese maquillaje, moda o peluquería. Hazan defendía su forma de ser y de vivir. Ella era así y punto.

Sin embargo, en su interior Hazan guardaba un profundo secreto. Su amor imposible por el joven, apuesto, simpático, mujeriego y millonario Sinan Egemen. Una relación entre ambos era prácticamente imposible, pero, al final, las piezas fueron encajando y, sin saber muy bien cómo, el romance fraguó.

Justo es reconocer que al principio Hazan dudaba de Sinan. Y con razón. Sus antecedentes llamaban a la desconfianza. Y, de hecho, desde fuera también teníamos nuestras dudas.

¿Por qué ese repentino interés de Sinan? ¿Por qué pasó de no verla a buscarla constante y permanentemente? Él pronunciaba con mucho énfasis la palabra "novia", pero no resultaba convincente. Parecía más el capricho del niño rico que había encontrado la fórmula para molestar a su familia o una muestra más de la rebeldía de quien siempre lo tuvo todo sin necesidad de pedir nada.

Fueron unos capítulos muy confusos, donde nuestra vena romántica provocaba que animáramos a Hazan a aceptar las atenciones de Sinan y nuestra arteria racional nos hacía advertirla de nuestras dudas.

Pero Sinan poco a poco se redimió ante nuestros ojos. Eso sí, fue necesario que se quedara sin una lira en el bolsillo para que nos creyéramos que de verdad quería a Hazan.

Sinan, un galán con muchos tropiezos

Si justo es reconocer que Sinan (Alp Navruz) insistió una y mil veces en su amor por Hazan, también hay que reconocer que han sido demasiadas las veces en las que el presunto galán de esa historia tropezó.

Porque el gran problema de Sinan nunca han sido sus sentimientos hacia Hazan. Su gran problema ha sido su inconsistencia emocional o su inmadurez, como cada quien prefiera llamarlo.

Porque si bien Sinan puede ser el novio ideal, también tiene una habilidad especial para cometer el peor de los errores en el más inoportuno de los momentos. Han sido demasiadas las veces que ha decepcionado a Hazan. Han sido demasiadas las veces en las que no la ha escuchado cuando ella hablaba. Han sido demasiadas las veces que no ha estado cuando ella necesitaba que estuviera. Han sido demasiadas las veces en que la ha dejado caer cuando debería haberla sostenido.

Es más, hasta en la ruptura no ha estado a la altura. Es normal que se sienta mal al saber que Hazan está enamorada de otro y hasta puede llegar a ser comprensible su reacción al descubrir quién es "el otro"; pero en medio de su furia desmedida ha olvidado el pequeño detalle de todas las noches que buscó la compañía de Nil en vez de la de su novia.

Yağiz, siempre presente

Y en medio de todas las decepciones que ha provocado Sinan, había otro personaje que se iba erigiendo como todo lo contrario. Otro personaje estaba siempre ahí, a la espalda de Hazan, con su hombro disponible para que ella descansara, con sus brazos atentos para evitar que cayese, con su mano tendida para levantarla, con su pecho preparado para recibir sus lágrimas.

Porque Yağiz (Çağlar Ertuğrul) siempre ha estado donde debía estar, sin hacer ruido, como una sombra, sin decir ni pedir nada. Pero ahí. Al lado de Hazan.

Y lo más curioso es que en los primeros compases de esta historia Yağiz era el personaje más odiado. Aún no hemos conseguido olvidar aquella escena en aquel hotel cuando Yağiz le arrojó unos billetes a Hazan a la cara. Aquella humillación ha sido muy difícil de perdonar.

Si Sinan fue perdiendo puntos poco a poco, Yağiz los fue ganando también sin darnos cuenta. ¿Cuándo pasó Yağiz de ser el villano de esta historia al galán más deseado? ¿En qué momento dejó de ser un millonario estirado, frío, prepotente y soberbio para convertirse en un hombre atento, servicial, leal y romántico?

No hay una única respuesta para esas preguntas. Probablemente cada quien tenga su propia impresión. Sin duda ha sido la suma de muchos pequeños detalles. De muchas miradas. De muchos abrazos. De muchas conversaciones. Y también de muchas renuncias.

Porque Yağiz rompe con los manuales de estilo de las telenovelas. No es un villano al uso porque su maldad se limita única y exclusivamente a un mal momento en una mala noche y, además, fue provocada por una mala información o, mejor dicho, por una tergiversación de la realidad, cortesía de Fazilet y sus tejemanejes.

Tampoco es un tercero en discordia convencional porque Yağiz ha hecho hasta lo imposible por no ejercer ese papel. Primero, ideó toda una estrategia para que Hazan y Sinan se reconciliaran. Segundo, se "inventó" una novia para evitar dudas o confusiones. Tercero, se juró a sí mismo ser primero hermano y después hombre.

Ahora estamos en un momento clave. Ahora sería el momento del Yağiz galán. Ya se ha dado una oportunidad. Ya se ha quebrado esa armadura moral con la que recubrió su corazón. Ya se ha permitido ser simplemente él durante una hora. Durante 60 minutos no ha sido el hermano de Sinan. Simplemente ha sido Yağiz y ha hecho aquello que quería hacer: tener una cita con Hazan.

Todos sabemos ya lo que pasa entre Yağiz y Hazan. Ellos también son conscientes de lo que sucede cuando están juntos. No importa que no lo verbalicen. No importa que no se confiesen sus sentimientos. Hay imágenes que valen más que mil palabras y hay miradas que valen más que un un millón de palabras.

Se han permitido un lujo. Se han despojado de la razón y se han dejado llevar por la emoción. Se han dado una hora para mirarse a los ojos sin sentirse culpables. Era su despedida. Pero ¿y ahora?

¿Qué harán ahora los incordiadores oficiales de este romance? ¿Insistirá Fazilet en alejar de su hija del hombre que la hace feliz solo porque no lleva los genes millonarios de los dueños de la mansión? ¿Y Hazim? ¿Seguirá llenándose la boca diciendo que trata por igual a todos sus “hijos” mientras que sus actos nos indican que tiene muy claro quién lleva su sangre y quién no? ¿Habrá bastado un único momento de libertad fraternal de Yağiz para borrar todos y cada uno de sus desvelos por cuidar a Sinan?

Pero, sobre todo, ¿qué pasos dará ahora #YagHaz? Ahora que el sentimiento de culpabilidad se levanta entre ellos al igual que antes lo hicieron la hermandad y la lealtad, ¿serán capaces de darse la mano y superarlo juntos o volverán a ser ellos los que renuncian? ¿Volverán a ser sus corazones los que se rompan por no romper el de los demás? ¿Podrá más su generosidad que sus sentimientos?

Hasta ahora era relativamente fácil mantenerse alejados. Ninguno sabía que el otro sentía lo mismo. No habían sentido la felicidad de compartir un momento que única y exclusivamente les pertenece a ellos.

Ahora que han sido felices juntos, ¿serán capaces de mantenerse alejados? Ahora que saben que son correspondidos, ¿seguirá pesando más la lealtad que el amor?

¿Podrá #YagHaz superar todas las barreras y convertirse en una realidad o se quedará como un sueño imposible?

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