Siete razones que pueden hacer que no tengas un vientre plano aunque hagas dieta y ejercicio

¡Maldita barriga! Nos pasamos la vida luchando contra ella en lugar de aceptarla tal y como es. Esta ahí para echarnos una mano con las reservas en caso de que se aproxime un apocalipsis nuclear o haya una invasión zombi y, aun así, intentamos eliminarla a toda costa. En ocasiones, lo que sucede es que, pese a poner toda la carne en el asador, no desaparece ni a tiros y entonces nos preguntamos qué demonios ocurre. Aquí van siete motivos que pueden hacer que sigas teniendo barriga pese a llevar una dieta estricta y machacarte en el gym.

Tu genética. ¿Puede ser que algo haga que la grasa prefiera alojarse en tu vientre antes que en cualquier otro sitio? Pues sí, porque juega un papel decisivo en cómo el cuerpo acumula las reservas. Esto explica que, mirando a nuestro padre o a nuestra madre, seamos capaces muchas veces de ver una proyección futura nuestra... aunque siempre están los buenos hábitos para intentar contrarrestarlo.

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Sufres alergias alimentarias. Aunque tu información genética no te condena automáticamente a lucir barriga, sí que tiene una influencia decisiva como ya hemos visto. De hecho, también juega un papel en las alergias alimentarias y la sensibilidad a los alimentos, que, en lugar de un brote o de una urticaria, pueden desencadenar inflamación y distensión abdominal o expansión del estómago y la cintura, lo que hace que el vientre sea menos plano. Otro ejemplo común es la sensibilidad al gluten.

Las bacterias de tu intestino están fuera de control. Si hay locura en tu microbioma intestinal, es casi seguro que los gases y la hinchazón harán acto de presencia. Las bacterias intestinales pueden influir en cómo el cuerpo digiere diferentes alimentos y nutrientes. Las bacterias intestinales también controlan si tienes hambre o te sientes lleno, lo que puede afectar al peso. ¿Que hay descontrol? Pues la barriga aparecerá.

Tus hormonas están pasadas de vueltas. El cambio de los niveles hormonales es una de las razones por las que las personas aumenta de peso durante la menopausia, concentrándose la grasa especialmente alrededor del abdomen. Pero no solo ocurre esto durante la menopausia. Hay más factores que contribuyen a que las hormonas se vuelvan locas, como el estrés... y ahí puede aparecer la barriga para hacerlo todo un poco más difícil.

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Tomas antidepresivos. Hay medicaciones que causan un aumento de peso significativo, lo que podría resultar en un vientre abultado. En esta lista de fármacos sospechosos, los antidepresivos son algunos de los peores, aunque depende mucho del tipo concreto de medicamento de que se trate. Esta es la razón de que uno de los efectos secundarios más habituales tenga que ver con que nos veamos hinchados.

Tomas insulina. El problema de la insulina es que es un esteroide anabólico, lo que, esencialmente, causa pérdida muscular y provoca una mayor creación de grasa. Tomar insulina causa diversas reacciones químicas en el cuerpo para ayudar a absorber la glucosa y controlar el azúcar en la sangre. Entre ellas, el aumento de peso, considerado un efecto secundario normal y que acaba hinchando el estómago.

El hipotiroidisimo. Las enfermedades del tiroides causan un metabolismo más lento, lo que predispone a las personas a acumular más grasa. Además, esta ralentización provoca que sintamos más fatiga porque al cuerpo le falta energía, con lo que finalmente se queman menos calorías. Así que, si tienes un problema similar a este, es posible que el gimnasio o el pasar hambre no te ayuden mucho para hacer que tu vientre sea plano.