¿Quieres echarte la mejor siesta de tu vida? Con este truco con el café lo fliparás

La siesta y el café parecen conceptos antagónicos como el menú del día y ser productivos a partir de las 4 de la tarde, las suegras y el amor o Trump y los hippies. Sí, en principio y sin tener nada más en cuenta, podríamos pensar que se llevan a matar y que no hay relación alguna entre ambos. Pero no. Resulta que, aunque parezca imposible, en la mejor siesta de tu vida puede entrar en juego una taza de café. Flipante, ¿no? Es como si te decimos que puedes salir y divertirte sin beber alcohol. Te suena raro al principio, pero, en este caso, la ciencia está de nuestra parte.

Nos ponemos nuestra bata de científico y una larga barba blanca postiza comprada en Caramelos Paco para contaros que la clave está en una sustancia llamada adenosina. Esta es la sustancia que nos hace sentir amodorrados y con la que lucha la cafeína. Eso sí, cada vez que nos tomamos un café hacen falta 20 minutos para que pase a nuestro torrente sanguíneo y acabe llegando al cerebro. Ahí anula la adenosina, aunque, a veces, el efecto no llega a ser del cien por cien y la cafeína no nos pega ese subidón que esperamos.

¿Sabéis quién despeja de adenosina los receptores a los que llega la cafeína? Pues el sueño. Eso sí, no el sueño profundo al que llegamos por la noche, sino la siesta, que echa un cable a la cafeína facilitándole la labor. Es decir, que, en este caso, se produce lo siguiente. Nos tomamos el café, nos echamos a dormir la siesta inmediatamente (en caso de que no consigamos dormirnos totalmente, no pasa nada, el amodorramiento también cuenta) y, a los 20 minutos, nos despertamos. La sensación que tendremos es la de que nos levantamos y volvemos a la vida con un chute de energía increíble. No en vano, también llaman a esta siesta 'la siesta de la bala'. Por algo será.

Bueno, antes de que o dispongáis a utilizar este truquiconsejo de cafeína + siesta, una cosa más: es preferible hacerlo con café, porque tiene más cafeína que los refresquitos de cola o que cualquier otra cosa. Ah, y no conviene que os dejéis llevar por el sueño, porque esto funciona con periodos de siesta cortos. Si nos pasamos de la media hora, la cafeína se dará de tortas con el sueño profundo y nos levantaremos dos horas después con esa sensación tan familiar de no saber dónde estamos, ni cómo nos llamamos ni si es lunes, martes o domingo por la mañana. Lo normal, vaya.