NO TE FÍES SÓLO DE LO QUE APAREZCA EN EL NOMBRE DEL PRODUCTO
Light, bajo en grasa, bio... ¿Qué dicen en realidad las etiquetas de los alimentos?
¿Las etiquetas de los alimentos te parecen un jeroglífico? No desesperes: son más fáciles de traducir de lo que crees. Además, en ellas puedes descubrir muchos trucos de marketing con un simple vistazo.
Publicidad
Las etiquetas que aparecen en los envases de los alimentos te muestran una valiosa información, a pesar de que normalmente nos les prestamos la atención necesaria. Aprende a leerlas y descubrirás que, a veces, compras productos que no contienen las propiedades que suponías.
¿Qué son los aditivos?
Estas sustancias se añaden a los alimentos para realzar su sabor, color, textura o para que duren más tiempo. En las etiquetas vienen recogidos con la famosa letra E seguida de un número. Los más básicos son:
- Colorantes, de la E-100 a la E-199. Mira principalmente que sean naturales y no químicos.
- Conservantes, de la E-200 a la E-299. Retrasan el enmohecimiento o la fermentación de los alimentos.
- Antioxidantes, de la E-300 a la E-399. Evitan que la margarina o el queso fundido se deterioren.
- Emulgentes, estabilizadores y espesantes, de la E-400 a la E-499. Sirven para estabilizar las texturas.
- Reguladores de acidez y antigrumos, de la E-400 a la E-599
- Potenciadores del sabor, de la E-600 a la E-699. Presta especial atención al E-621: el famoso glutamato monosódico estaría en este apartado y se usa en la comida rápida. En teoría es inocuo, pero, según varias investigaciones científicas, "aumenta el patrón de conducta del apetito y la saciedad, produciendo un aumento de la voracidad de hasta un 40 %".
- Edulcorantes, como la sacarina, el ciclamato… de la E-900 a la E-999.
La ley de los 14 alérgenos
Según la normativa europea, las 14 sustancias alérgicas más habituales y, por tanto, que siempre deben aparecer recogidas en la etiqueta son: cereales con gluten (trigo, centeno, cebada, avena, espelta, kamut o sus variedades híbridas), crustáceos, huevos, pescado, cacahuetes, soja, leche, frutos con cáscara (almendras, avellanas, nueces, anacardos, pacanas, nueces de Brasil, pistachos o alfóncigos, nueces de macadamia y de Australia), apio, mostaza, sésamo, dióxido de azufre y sulfitos, altramuces y moluscos.
El timo del light
Light, bajo en calorías, 0% materia grasa… es un gran reclamo comercial, pero si no sabes leer las etiquetas puedes estar consumiendo auténticas bombas calóricas. Según la normativa, los alimentos sólo pueden llevar en su etiqueta la leyenda "bajo en calorías" cuando tiene menos de 40 calorías por cada ración de 100 gramos o 100 ml. Recuerda que a partir de las 200 calorías por cada 100 gramos estaremos ante un producto muy calórico.
De igual forma, los "bajo en grasas" tienen que aportar menos de 3 gramos de grasa por ración en alimentos sólidos y menos de 1,5 en líquidos. Eso sí, tienes que tener muy en cuenta qué tipo de grasas incluyen. Las "saturadas" aumentan el colesterol en sangre, y los ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados resultan beneficiosos para la salud.
Un alimento "bajo en azúcares" debe contener menos de 5 mg de azúcar por cada ración de 100 gramos. No te olvides que la Organización Mundial de la Salud considera que el azúcar es el “nuevo tabaco” y recomienda que no excedamos su consumo en más de 25 gramos al día.
Por último, un producto "bajo en sal" debe contener menos de 0,12 gramos por ración.
Los alimentos "ricos en… (calcio, vitamina C, potasio, etc.)" deben contener al menos un 30% de la Cantidad Diaria Recomendada. También está regulado lo "bio" (eco u orgánico), da igual cómo lo definan. Para que un producto se considere de "producción ecológica" tiene que haberse producido sin fertilizantes y, en el caso de los animales, no haberles suministrado hormonas de crecimiento.
El escándalo de la carne de caballo
La OCU levantó el escándalo hace dos años: detectó carne de caballo en hamburguesas en teoría de carne de vaca. Por eso, fíjate bien si en las etiquetas pone que se trata de una pieza entera, y no elaborada a partir de piezas combinadas de producto.
¿Cuándo caduca…?
También suele causar controversia la fecha de caducidad y la de consumo preferente. ¿En qué se diferencian? Según la ley, la fecha de caducidad indica el momento en que ese producto puede suponer un riesgo para la salud y no se debe consumir. La fecha de consumo preferente señala la fecha en la que los alimentos conservan sus propiedades organolépticas (presencia, textura, sabor) y nutritivas, pero, si se consume después, no supone ningún peligro.
Publicidad