Negro, rojo, amarillo...
Dime cómo eres y te diré qué té beber
Da igual cómo seas, seguro que hay un té para ti. Esta bebida ya no tan exótica (gana adeptos a gran velocidad) tiene tantas variedades con distintas cualidades, que será difícil que alguna no te vaya.
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Hay un té para cada persona y también un té para cada momento. Esta frase resume perfectamente lo que significa adentrarse en el complejo universo de la segunda bebida más popular del mundo, solo superada por el agua.
Si eres un despistado, té negro. Es el más consumido en todo el mundo y su color oscuro se debe a la oxidación de la hoja. Su consumo proporciona un chute de energía, ayuda a mejorar la concentración, algo muy útil para los especialmente dispersos, y levanta el estado de ánimo, aunque no deben tomarse más de dos litros diarios para evitar un exceso de teína en el organismo.
Si eres un poco hipocondríaco, té verde. Uno de los más populares en China y Japón, se obtiene mediante el secado de la hoja de la planta del té. Entre sus propiedades, destaca su carácter anticancerígeno, certificado por numerosos estudios médicos. Al añadirle pomelo o jengibre, conseguiremos un efecto detox o que nos eche una mano para eliminar las grasas después de la comida.
Si te preocupan las arruguitas, té amarillo. Se obtiene a partir del té verde a partir de un proceso de oxidación, propiciado por las condiciones climáticas que se dan en la región de China donde se produce. Ese proceso lo convierte en un té con grandes cualidades antioxidantes. Su consumo tradicional se reservaba para el emperador y las altas esferas de la corte.
Si eres un gourmet, té blanco. Su color se obtiene a partir del secado de las hojas y brotes al sol. El mejor es el Yin Zhen (Agujas de plata) que se recoge solo una vez al año, conservando una pelusilla que encierra todos sus antioxidantes. Su sabor resulta aterciopelado y sutil, con notas de moscatel.
Si quieres relajarte, té azul. Es un té semifermentado, que se caracteriza por dar lugar a una infusión de color azul verdoso. Se trata de una variedad baja en teína que resulta muy depurativa, aconsejable para eliminar toxinas y facilitar la digestión.
Si quieres bajar de peso, té rojo. Los llamados “rojos” en nuestro país son tés envejecidos en barricas de roble, lo que les proporciona un cierto sabor terroso. Puede haber variedades con hasta 30 años de antigüedad. Muy utilizados desde siempre en la medicina china, son buenos aliados en la quema de grasas y en el combate contra el colesterol.
Tan importante como tener un buen té es saber prepararlo. Estas son las principales claves. Hay que elegir una buena tetera: las mejores son las de porcelana de calidad, ya sea china o japonesa, o también las teteras de tierra de Yixing (China). El filtro, mejor de tela o de papel desechable. Respecto al agua, no todos los tés se preparan a la misma temperatura. Para el negro, hay que ponerla a 90-95 grados, para los blancos y amarillos debe estar a 80 grados y para los verdes a una temperatura entre 60 y 70.
Seguimos con el proceso: primero calentamos la tetera y colocamos el filtro con el té. Esperamos unos segundos para que el vapor lleve el aroma de las hierbas hasta las paredes de la tetera y, a continuación, vertemos el agua caliente sobre el té. La proporción correcta es de 2 o 2,5 gramos de té por cada 200 mililitros de agua. Un tema que conviene no olvidar es el tiempo de preparación. Los tés verdes hay que dejarlos al fuego entre 2 y 3 minutos. Los amarillos, marrones y negros deben estar entre 4 y 5 minutos. Los azules, entre 4 y 7, y los blancos entre 7 y 8. Una vez cumplido el tiempo correspondiente para cada variedad, sacamos el filtro y lo dejamos escurrir. Es aconsejable introducir ese pequeño poso en la tetera para así intensificar el sabor de la bebida.
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