Cosmik, el helado que nunca se derrite

Cosmik. Acordaos de este nombre. Es la nueva tendencia en helados que promete pe-tar-lo. Su diferencia radica en que no se derrite. Sí, lo que leéis: ¡¡no se derrite!! Se acabó tener que lamer frenéticamente el cucurucho para no empaparse y acabar con las manos pegajosas.


Esta preparación láctica es fruto de una receta ideada por Robert Collignon. Su secreto radica en que está liofilizado, por lo que no necesita conservarse en frío. Simplemente, consiste en introducirlo en el momento de su preparación en una cámara al vacío que permite extraer por completo el agua; a continuación se congela y se corta en porciones en forma de tabletas (comercializadas en su web o en algún local de Nueva York a 6 euros pieza) que recuerdan los sándwiches de helado de toda la vida. Así que nada de ingredientes salvajemente tóxicos.


Cosmik (cuyo packaging es, por cierto, genial) está libre de colorantes artificiales y de saborizantes, y sabe igual que sus homólogos fríos. La textura tampoco cambia ya que es denso y cremoso. Si os animáis a probarlo, existen cuatro variedades: menta y toppings de chocolate, mantequilla de cacahuete y chocolate, nata con galletas, y chocolate mexicano. Pronto también llegarán más sabores de Cosmik, que su inventor denomina el “helado gastronauta”. ¿Por qué? Porque su sueño es que un día llegue al espacio. Mientras, ¡a disfrutarlo con los pies en la tierra!