Toma nota de estos consejos y serás el rey de la fiesta
Cómo beber como un pro en Navidad (sin acabar besando la lona)
Sabes que esta noche vas a comer. Y a beber, claro. Pero, ¿cómo hacerlo para no acabar tirado en un sofá murmurando? Aquí están las claves
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Beber bien, lo que se dice bien, no se puede. El que piense que hay una manera mágica de pimplarse 10 cervezas, una botella de champán y tres o cuatro copas y salir airoso es que no sabe de lo que habla. Es decir, el alcohol siempre pasa factura. No obstante, para días como estos, en los que vamos a bebernos hasta el agua del Belén (que, en realidad, es papel de plata), vamos a daros una serie de consejos con el fin de intentar mantener la compostura. A ver.
Cuenta lo que llevas. Sabemos qué es difícil, pero te será de gran ayuda llevar la cuenta de cuántas cañas, copas de vino o chupitos de tequila has tomado. Pero, haznos caso, es posible. Tan solo tienes que hacer un ejercicio matemático para, más allá de la tercera consumición, decir noooooooo y parar.
Bebe a sorbitos. Si trasiegas alcohol como un contrabandista de la ley seca, se multiplicarán tus posibilidades de pillar una buena. Intenta no beber con ansia y trata de tomar pequeños sorbitos. En realidad, esto debería ser fácil porque en invierno las temperaturas son más bajas y apetece menos beber cosas frías pero, ya, ya sabemos que no tienes freno...
Bebe agua. ¿Tienes sed? Recurre al H2O. No te matará, tranquilo, y es bueno para hidratarse. Ten en cuenta que tu cuerpo está sometido a un pequeño estrés: por un lado está el agua entrando y, por otro, el alcohol dejándote deshidratado. Si compaginas, al menos mantendrás el equilibrio durante más tiempo.
No mezcles. Jajajajajaja. Sí, ya sabemos que no está entre tus planes renunciar a tomar unas birras, unas copas de vino y unos licores después. Pero siempre hay bebidas que evitar sin que pase nada: estamos hablando del pipermint de la abuela, del ponche que ha hecho tu cuñado o del anís de la botella que tu tía rasca furiosamente.
Intenta comer (si es posible un poco más). En estos días se come. Y mucho. Pero la verdad es que, si estás teniendo la tentación de dejar de lado la comida y abrazar el alcohol, estarás cometiendo un error. Intenta que haya un goteo constante de alimentos hacia tu estómago que hagan un poco de colchón para que ese último ron con cola no te caiga como una losa.
Ojo con el azúcar. En sangrías y preparados de colorines no falta el que siempre echa un buen puñado de azúcar en el vaso. Aléjate de estos bebedizos, porque consiguen que el alcohol se te suba a la cabeza con mayor velocidad.
Intuye cuándo es el momento de parar. Hay señales, ¿sabes? Es esa fina barrera entre ir un poco contento e ir completamente mamado. Al primer rastro de marea, dificultades en el habla o peso en los párpados, para. O bueno, apoltrónate en un sillón y déjate llevar. Que llevas un año muy complicado, demonios.
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