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Septiembre: mes de propósitos

Diez cosas que debes saber antes de renovar tus sartenes

El fin de las vacaciones es una época que suele llegar acompañada de grandes propósitos, desde aprender a inglés a perder esos kilos que se nos resisten, un cambio de imagen, de trabajo, de pareja, de piso…

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Las grandes metas suelen ir acompañadas de otras más pequeñas, desde pintar una pared del salón a apuntarnos al gimnasio o, por ejemplo, renovar nuestras sartenes. Y es que hay veces que llega un momento en que lo mejor es tirar todas las que tenemos y adquirir otras nuevas, asegurándote siempre de que sean de buena calidad. No lo dudes, es una inversión, sí, pero merece la pena hacerla porque de la calidad de tus sartenes y de tus ollas dependerá el sabor de tus recetas casi más que de cualquier otra cosa.

Sí al teflón, pero con reparos

Son las sartenes más comunes en los hogares, pese a que se ha demostrado que el teflón (PFTE) puede ser tóxico si supera los 250º. Nuestra recomendación es que tengas una sartén de teflón, pues es un material económico, resistente y todoterreno, que utilices únicamente para esos guisos suaves que requieran fuegos bajos. Si tiras mucho de frituras (cosa en principio poco recomendable a nivel nutricional, pues existen otro tipo de cocciones más saludables como el horno, el vapor o la plancha) lo mejor es que adquieras una freidora, pero nunca sometas a las sartenes de teflón a temperaturas demasiado altas.

Cuidado con la cerámica

Se venden como sostenibles, como las mejores alternativas al teflón, pero si bien es cierto que no liberan sustancias nocivas, las sartenes de cerámica son complicadas, especialmente para uso diario. Son muy frágiles, se rayan con facilidad, no toleran lavados agresivos (nada de meterlas en el lavavajillas) ni temperaturas muy altas, pierden enseguida la adherencia y si no se las cuida prácticamente como si fuesen un bebé al final acabaremos renovándolas con frecuencia. Si somos muy cuidadosas y usamos poco la sartén, la cerámica puede ser una buena alternativa. Si no, es preferible apostar por otros materiales.

Hablemos de titanio

Son caras, pero son un valor seguro. Las sartenes de titanio son seguras, resistentes, fáciles de mantener y lavar, sartenes de batalla perfectas para vitrocerámica, inducción o gas. En realidad son sartenes de aluminio reforzadas con titanio, un eficaz antiadherente que garantiza que no se peguen los alimentos. Merece la pena invertir un dinerillo en una de ellas (cuestan a partir de 60 €).

¿Hierro o acero inoxidable? Mejor no

En ambos casos son piezas resistentes y todoterreno, pero también en ambos casos sus propiedades antiadherentes dejan mucho que desear. En el caso del hierro, la buena noticia es que a medida que se vaya utilizando irá adquiriendo estas propiedades, de manera que cuanto peor sea su aspecto –cuando se vaya ennegreciendo– mejor nos irá para cocinar. En cualquier caso, deberían ser sartenes de uso esporádico y no para el día a día, y mucho menos para platos que se echen a perder si se pegan.

Sartenes
Sartenes | iStock

Sí a las sartenes a la piedra

Son todavía poco conocidas y, aunque no son económicas, son una buena alternativa a las de teflón. Son seguras, duraderas, muy resistentes y, si se cuidan adecuadamente y se usan siempre cucharas y cucharones de madera o silicona, nos durarán mucho. Son antiadherentes, no liberan elementos tóxicos y son versátiles y todoterreno, de manera que nos servirán para cocinar cualquier tipo de alimento. En realidad no son de piedra, sino que tienen un revestimiento de piedra generalmente sobre una base de acero.

Una vez en casa…

Procura lavarlas siempre con una esponja suave, usar un detergente poco agresivo y, a ser posible, evita el lavavajillas. Es fundamental cargarse de paciencia para eliminar los restos de comida que se hayan quedado más pegados y no utilizar nunca estropajos.

No las guardes apiladas

Mejor que las guardes colgadas, asegurándote de que no están en contacto unas con las otras, y si no tienes espacio y no te queda más remedio que almacenarlas apiladas en un cajón o en el interior del horno, coloca un cartón fino entre ellas para que no se rayen.

No las “enfríes”

Una vez tengas tus flamantes sartenes nuevas en casa es fundamental que sigas una serie de pasos para cuidarlas. Jamás dejes en el fuego una sartén vacía, si siquiera sobre una placa apagada pero todavía caliente, y sobre todo ni se te ocurra echarles agua fría para que se enfríen. Es importante también aplicar un cambio de hábitos a la hora de cocinar: debes evitar hacer varias cosas a la vez. Si te vas a poner una lavadora mientras se calienta el aceite, lo más probable es que te acabes despistando y este se acabe quemando, cosa que acortará la vida útil de tus sartenes.

Guarda un dinerillo para un wok

Si cocinas con mucho salteado, ya puedes olvidar la sartén y hacerte con un buen wok que sea resistente y de calidad. Requiere poco aceite, las cocciones son muy sabrosas y te permitirá elaborar los más variados platos.

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