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¿Depresión por los excesos navideños? Lee

El triptófano o cómo levantar el ánimo gracias a la comida

Nuestro cuerpo no puede sintetizarlo por sí mismos, solo se puede conseguir a través de los alimentos y, desde luego, está claro que levanta el buen humor. Este aminoácido está presente en multitud de alimentos y es conveniente tomarlo para evitar sentimientos depresivos por haber abusado de los ágapes navideños.

El triptófano: la comida sí nos puede hacer felices.

El triptófano: la comida sí nos puede hacer felices.Sxc.hu

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La grasa nos deprime, tal y como atestiguan varios estudios científicos, que ponen en evidencia eso de que la comida tiene toda la capacidad de influir en nuestro estado de ánimo. Si esto es cierto, no cabe ninguna duda de que en Navidad nuestro ánimo puede bajar enteros, teniendo en cuenta que quien más quien menos aparca por unos días proteínas y fibras en detrimento de otras comidas más "potentes".

La manera de prevenir es pequeño bache emocional navideño es aumentar el consumo de alimentos ricos en triptófano. ¿Que qué es el triptófano? Es un aminoácido, un compuesto orgánico esencial para el organismo y que solo se puede obtener a través de los alimentos. Nuestro cuerpo no puede producirlo por sí mismo. Sus principales propiedades son las siguientes.

Es capaz de regular la serotonina, que representa juega un papel relevante como inhibidos de la ira o el comportamiento agresivo. Al mismo tiempo, regular la temperatura corporal, modula el humor, gestiona la dualidad sueño-vigilia y mantiene el apetito.

Como cualquier otro aminoácido esencial, ayuda a que el organismo asimile la vitamina B3 (niacina), que ayuda en la descomposición de los carbohidratos, las grasas, las proteínas y el alcohol para producir energía, entre otras cualidades.

El triptófano, además ayuda a controlar el apetito y nuestro sistema nervioso, lo que permite regular los niveles de insulina, potenciando su efecto ansiolítico y antidepresivo.

Entre los alimentos que tiene triptófano, podemos destacar los siguientes:

Frutos secos, como las nueces, almendras o las avellanas.

Lácteos (y esto incluye quesos) y huevos.

Carnes de ave como el pavo o el pollo.

Aguacate, semillas de sésamo y de calabaza, plátaño y piña.

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