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Guarreridas japonesas

La hamburguesa negra y otras locuras del 'fast food' japonés

Pizzas con kit kat, patatas fritas que se mojan en chocolate, hamburguesas negras... el amor de los japoneses por las chaladuras en el ámbito del 'fast food' no tiene límites. La hamburguesa negra es, si me apuras, casi lo más normalito de todo.

La hamburguesa negra de Burger King. Con su pinta loca.

La hamburguesa negra de Burger King. Con su pinta loca.Burger King Japan

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Ya os veo, ya os veo, diciendo que la hamburguesa negra no la tocais ni con un palo. Pues, la Koro (que así se llama) de Burger King es todo un éxito en Japón pese a lo extremo de su aspecto. En su apuesta negroide no se salvan ni el pan, ni el queso ni la salsa. La razón de que tengan ese color es que están teñidos con aceite de bambú. Hace un par de años, Burger King ya hizo un primer intento, pero les faltaba lo del queso. Y ahora sí que les ha quedado redondo. Lo próximo, ¿la carne? Pero si pensáis que esto es lo más raro que podéis ver en un 'fast food' nipón, estáis 'apañaos'. Seguid leyendo...

Los japoneses, cuando llega la Navidad, comen con la familia. Hasta aquí todo correcto, ¿no? Pero agarraos los machos, que vienen curvas: ellos salen a cenar... al Kentucky Fried Chicken. Es decir, cuando tu estás pelando langostinos y esperando ansioso la llegada del besugo a la mesa, ellos están dando cuenta de una ensalada de col y unas alitas de pollo fritas picantes. Pero, ¿de dónde sale esta estrambótica tradición? Pues parece que cuando KFC llegó a Japón hicieron una sonada campaña de publicidad en la que se veía a las familias norteamericanas comiendo pollo frito mientras esperaban la llegada de Santa Claus (Papá Noel entre nosotros, para entendernos). La relación pollo-pavo-navidad-villancicos-comida rápida hizo reacción en el cerebro japo y, desde hace décadas, el día 25 de diciembre se forman una colas frente a los restaurantes que KFC tiene en Japón que pa qué.

Los japoneses sienten veneración por el Kit Kat. Algo tiene el infalible snack de Nestlé que les vuelve loco, ¿será su diseño, lo fácil que se separa...? El claro es que, para satisfacer su hambre infinita de esta chocolatina, lo han metido en una pizza que se sirven en una cadena local, Strawberry Cones. Las barritas aparecen escondidas bajo gruesas capas de queso fundido, esperando que alguien les hinque el diente. Nos imaginamos su éxito, aunque también las discusiones entre parejas a la hora de combinar ingredientes: "Yoshi, majete, ¿le echamos también gambas?" "Ay, Mariko, como que no lo veo, ¿qué te parece pollo a la parrilla?" Y así.

Está claro que lo de mezclar dulce y salado es algo a lo que ellos no ponen muchos reparos. Como ya vimos, las hamburguesas de chocolate les pirraban. Por eso, entre los numerosísimos 'dips' que tienen para mojar patatas fritas incluye el chocolate. Fijaos: aquí en España no funcionó la pizza de patatas fritas y ellos ya van siglos por delante con las chocopapas. Si es que son una civilización avanzada a su tiempo...

Y si no, ¿cómo se explica que hayan creado el híbrido más perfecto entre nuestras dos comidas rápidas favoritas? La New York pizza burguer (es un misterio porque la llaman así; no creo que en Manhattan esta mezcla contra natura sea tradicional)  es, ni más ni menos, que ese sueño dorado de los que nunca se deciden si ir a una hamburguesería o a una pizzería a cenar. ¿Por qué elegir, verdad? En el interior de un pan con semillas de sésamo se esconden tomate, mozzarella a tutiplén y cualquier otro ingrediente que una pizza pueda llevar.

 

¡Un momento, no se vayan aún! Escuchen la asombrosa historia de las "Potato Parties" japonesas. Resulta que McDonald's creó el tamaño Mega Potato hace unos meses, equivalente a dos raciones grandes unidas. Desde entonces, el culto al tubérculo frito ha crecido como la espuma y los jóvenes quedan en los locales del gigante norteamericano para comer patatas... y solo patatas. Se piden varios Mega Potato, se ponen encima de la mesa y se engullen hasta que solo queda uno de los dos. El japo o la patata. Si pasáis por Japón, ya sabéis cuál es la última moda: que el colesterol NO os acompañe.

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