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10 claves para que salgamos triunfantes

Cómo triunfar en una comida de negocios

Muchos negocios se cierran en torno a una mesa. Y, ojo, porque si no cuidamos según que detalles, la cosa puede acabar en ruina total. Montse Guals, de quemepongo.es, nos explica cuáles son sus claves para triunfar en una comida de trabajo.

Acertar con el restaurante, un buen negocio.

Acertar con el restaurante, un buen negocio.Freeimages

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La mesa como campo de batalla. O como terreno de negociaciones. No, no hablamos de una partida de Risk, sino de algo mucho más serio: de esas comidas en las que nos la jugamos para sacar un trabajo o un negociete de allí. En Cocinatis andábamos un tanto perdidos en este terreno y podríamos llegar a presentarnos en una de estas cuchipandas de negocios incluso en chándal, así que hemos hablado con Montse Guals, directora de quemepongo.es, que nos ha dado sus diez consejos para salir airosos. Menos mal, porque nosotros somos capaces de acabar en un restaurante de esos que hay que evitar o en uno que, por no tener, no tenga ni cocina.

¿Qué restaurante escojo? Montse nos recomienda elegir un restaurante del que tengamos buenas referencias o del que seamos clientes habituales. Un restaurante de apariencia formal, capaz de satisfacer tanto a los más clásicos como a los menos. Tenemos que tener clara cuál es la especialidad del local,para evitar que nuestra "pareja de comida" pida pollo si la especialidad del local es el marisco.

¿Cómo me visto? Depende de si queremos que nos miren o nos escuchen. Lo ideal es elegir colores neutros, prendas que no llamen demasiado la atención. Adiós al escote, a la falda excesivamente corta o a los complementos ostentosos en el caso de las mujeres; o a las camisas floreadas, pantalones de colorinchis o demás extravagancias en el caso de los varones. Lo ideal es vestirse teniendo en cuenta a la otra persona.

¿Puedo llevar perfume? "No es recomendable", sentencia Montse. Hay gente que no tolera los perfumes y las colonias en la mesa. Es más: servidor de ustedes es de los que está comiendo una menestra de verduras y se le cuela en la pituitaria un olor meloso de 'eau de'... y acabo dejando el tenedor encima de la mesa.

¿Y si llego al restaurante y se han olvidado de mi mesa? Siempre hay cosas que pueden salir mal, planes que se pueden torcer, camareros que cogen una reserva mientras juegan al Farmville... En caso de que en el restaurante nos digan "lo siento, no hay mesa", el terror puede invadirnos. Tranquilos: todo este momento de zozobra podría solucionarse buscando un plan B. Es decir, conviene tener dos reservas hechas.

¿Qué comemos? Hay que dar libertad al otro comensal para que elija lo que quiera. En caso de que opte por un cocido, aunque nosotros solo tengamos hambre como para una ensalada, deberemos envainarnósla. Se trata de no hacerle sentir mal. Por otro lado, la moderación es importante: no se trata de acabar sopa sobre el plato.

¿Se puede beber vino? "El vino debe estar sobre la mesa", recomienda Montse. Aunque nosotros solo nos mojemos los labios, tenemos que ser hospitalarios y darle la oportunidad a la otra persona de que beba lo que quiera.

¿Puedo hablar de algo más que de negocios? Nada de hablar de religión, política ni deporte... son temas polémicas que pueden hacer que la cosa se tuerza. Imagínate que te pones estupendo y le enseñas tus carnés de afiliado al partido A y al equipo B y el tío pone los ojos en blanco. Pequeño patinazo.

¿Dónde pongo el bolso? ¿Y el móvil? El bolso siempre debe dejarse en una silla al lado, colgado en ella o en el guardarropa. Nunca en el suelo. El móvil, siempre desconectado, para evitar interrupciones. Salvo que estemos esperando una llamada, en cuyo caso se lo advertimos a la otra persona antes de empezar el ágape.

¿Y si me mancho? "¡Es que no hay que mancharse!", zanja Montse. No obstante, imaginemos que la líamos. En ese caso, tenemos dos opciones: acudir al baño disimuladamente para quitarnos el borrón o pedir el servicio de quitamanchas con naturalidad. Nada de tratar ocultarla o de actuar como si hubiéramos matado a Manolete. Ante todo, mucha calma.

¿Quién paga? Si somos los anfitriones, los que hemos reservado, etc., siempre debemos pagar nosotros. Nunca en efectivo: el objetivo es que la otra persona no llegue a saber lo que ha costado la comida. ¿Lo ideal? Poder pasarnos más tarde a pagar o dejarlo "apuntado", si tenemos mucha confianza con el personal del restaurante.

 

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