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¿Eres demasiado perfeccionista? Las 5 maneras en las que el ‘síndrome del impostor’ te boicotea en tu día a día

Que levante la mano quien se ha sentido alguna vez interpretando un papel que en absoluto le corresponde (o eso cree).

Tristeza

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Puede que no te suene eso del “síndrome del impostor”, pero conoces de sobra la emoción: no paras de recibir elogios en el trabajo y te sientes un poco avergonzada, indigna en ocasiones; o quizás tu chico te ha dicho lo bien que te quedan esos vaqueros y lo has noqueado con una buena lista de defectos que solo pareces ver tú. He aquí la impostora que llevas dentro.

El síndrome del impostor puede aparecer de manera fugaz y casi sin dejar huella o por el contrario afectar seriamente a tu vida. La mejor manera de lidiar con él es saber reconocerlo. Te ayudamos a entender qué significa realmente padecer este inoportuno síndrome, y a superarlo para siempre.

¿Qué es el síndrome del impostor?

Esencialmente, el síndrome de impostor es la sensación (normalmente irreal) de no estar a la altura o no merecer un cumplido. Las personas que luchan contra esta clase de sentimientos de inferioridad a menudo se sienten como si fueran una especie de fraude y viven con el temor de que en cualquier momento los demás descubran que su éxito no es merecido.

Se trata de un concepto considerado como un pariente cercano del trastorno de ansiedad generalizada, y podría dividirse en cinco tipos:

El perfeccionista: alguien que siente la necesidad de hacer todo a la perfección, y que ha fallado si no lo consigue, con un abrumador sentimiento de duda y de inseguridad.

El superhéroe: alguien que se siente como si fuera un fake, ya sea en el trabajo o en una relación, y por eso trabaja arduamente para ocultar su supuesta insuficiencia.

Habitualmente, la sobrecarga en el trabajo o el estrés de no estar a la altura perjudica su salud mental.

El genio natural: alguien que juzga su valor por la facilidad con que las cosas le llegan. Si necesitan esforzarse para dominar una tarea o para hacer mantener una amistad, se sienten avergonzados.

El solista: alguien que necesita hacerlo todo por sí mismo. Si se trata de pedir ayuda, se sienten incompetentes.

El experto: alguien que juzga su valor por lo que sabe. Constantemente sienten que no son lo suficientemente inteligentes, y temen ser expuestos como ignorantes.

Aunque, según algunos profesiones, tan sólo hay un tipo de síndrome del impostor, y estos ejemplos son en realidad cinco reacciones diferentes mismo. Es decir, las formas en las que el síndrome les impulsa a actuar en la vida cotidiana.

Perfeccionista
Perfeccionista | iStock

¿Quién sufre el síndrome del impostor?

Aquellos que cuentan con un alto rendimiento en la vida social o profesional probablemente sean también los que más sufren el síndrome del impostor. Al desarrollar un cargo de responsabilidad o un estatus social elevado pueden experimentar un miedo intenso, y llegar a temer en determinadas situaciones por que alguien descubra “lo falsos que son en realidad”.

¿Cómo superar el síndrome del impostor y la inseguridad?

Aunque el síndrome del impostor se relaciona normalmente con la vida profesional, también puede surgir durante actos sociales. Imagina que te invitan a una fiesta o te piden una y todo el tiempo piensas: "Es una pérdida de tiempo, si supieran la verdad nadie querría salir conmigo". Las personas cuyo síndrome del impostor afecta a su vida social pueden sentirse como si tuvieran que tenerlo todo controlado y una vida aparentemente perfecta para que cualquiera quiera pasar tiempo con ellas.

No importa qué tipo de síndrome experimentes ni cuál sea tu caso, ni siquiera si este proviene de un aspecto cultural o educacional, el proceso para superarlo es el mismo. Haz una lista de razones por las que mereces los elogios o los logros que has recibido. Léela tranquilamente mientras tomas consciencia de todas y cada una de ellas. Algo tan sencillo como escribir y mirar una lista física de razones por las que eres buen profesional, amiga y compañera puede ayudar más de lo crees a calmar tu cerebro, el único y verdadero culpable del síndrome del impostor.

Si esto no funciona, pídele a tu mentor o a tu mejor amigo que te dé una opinión sincera que pueda ayudarte a ver las cosas con perspectiva. Y recuerda: no importa cómo se manifieste tu síndrome de impostor, el problema está en tu mente. En realidad eres digna de elogio.

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