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CRIMEN DE LAURA LUELMO

Bernardo Montoya estuvo en el punto de mira de la Guardia Civil desde el comienzo de la investigación

Cuando la Guardia Civil entró a la casa de Laura Luelmo junto a su padre y al novio de la joven se encontraron con Bernardo Montoya, quien negó conocer a la joven y aseguró no saber que había alguien viviendo allí. Sin embargo, tras comprobar sus antecedentes Montoya pasó a estar en el punto de mira de la investigación.

El Coronel de la Guardia Civil de Huelva, Ezequiel Romero, ha relatado en una rueda de prensa cómo fue la búsqueda de Laura Luelmo tras denunciarse su desaparición.

Romero, que ha detallado cronológicamente la búsqueda y posterior investigación del caso, ha explicado que el padre y el novio de la joven profesora asesinada en El Campillo acudieron hasta el municipio onubense horas después de interponer la denuncia por su desaparición.

Fue entonces cuando, junto a la Guardia Civil, entraron en la casa donde vivía Laura Luelmo y observaron que faltaban unas zapatillas de deporte y unas mallas. Esto coincide con el último mensaje que envió Laura a su pareja, que le comentó que no sabía si saldría a andar porque hacía un poco de viento.

"La probabilidad de que se hubiera ido a andar cobra fuerza", explica Romero en rueda de prensa.

En el mismo momento en el que la Guardia Civil entra en la casa de Laura, sale de su vivienda Bernardo Montoya, a quien los agentes le hacen unas preguntas.

Montoya explica a la Guardia Civil que no sabía que alguien estuviera viviendo en esa casa, en referencia a la vivienda de Laura Luelmo, y que nunca había visto a la joven. Entonces se marcha y la Guardia Civil precinta la vivienda de la profesora.

En ese momento hacen una investigación sobre Bernardo Montoya y descubren todos sus antecedentes, por lo que ponen una patrulla que al mismo tiempo vela para que nadie entre en la casa de Laura y para vigilar todos los movimientos de Bernardo Montoya. Esta patrulla comprueba entonces que Montoya no vuelve a entrar en la casa.

Sin embargo, a pesar de que Montoya era sospechoso, la Guardia Civil no descarta ninguna hipótesis: "Nuestro espectro fue amplio porque no teníamos ningún indicio que no fueran sus antecedentes", explica Romero.

Además de tener una patrulla frente a la casa de Montoya, se investigó más sobre él y se supo que tenía familia en Cortegana, en concreto su padre y varias hermanas. En ese momento se movilizó a la Guardia Civil de la zona y se supo que su vehículo había estado allí.

Más tarde se supo que el mismo día que fue identificado por la Guardia Civil, Montoya volvió andando a su domicilio por una de las calles que daban a su vivienda y cuando llegó a la esquina, tras asomarse dos veces y observar que la patrulla continuaba allí, se marchó.

También se ha conocido que el jueves por la tarde estuvo en un centro de salud quejándose de un golpe en las costillas, una información que llevó a pensar que podía haber sido fruto de algún forcejeo con Laura, lo que hacía que Montoya fuera cada vez más sospechoso.

Tras comprobar que el domingo estuvo echando gasolina en la zona de Palos de la Frontera, la Guardia Civil le puso un seguimiento permanente, pero Montoya seguía sin dar pistas.

Una vez que coge su coche y va de camino a Huelva, la Guardia Civil le pone una baliza en el vehículo y le sigue. En ese momento, después de pasar por el hospital de Huelva, va dirección a El Campillo pero antes de llegar al municipio se mete en un camino, detiene su coche y se adentra por el campo andando.

Ante la posibilidad de una fuga, se produce la detención de Bernardo Montoya y más tarde comienza su declaración, en la que de alguna manera se autoinculpa reconociendo que sí había estado con Laura Luelmo.

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