Cada uno de los países miembros de la Unión Europea ha ido aplicando el confinamiento para hacer frente al coronavirus de forma distinta: en algunos no había nadie en las calles mientras que los parques de otros estaban llenos.
Ahora, tras la descoordinación inicial en las estrategias en los primeros compases del coronavirus, la Comisión Europea quiere revertir la situación. A pesar de que no tiene competencias en este aspecto, sí puede marcar rutas a seguir. Siguiendo esta idea, Bruselas ha presentado unas directrices para salir del confinamiento justo cuando muchos Estados miembros se plantean ir levantando algunas de las limitaciones para sus ciudadanos.
Dinamarca ya ha comenzado el proceso con la reapertura de colegios, también Polonia. España empieza a hacerlo, empezando con la vuelta al trabajo de algunos sectores, y en Italia se ha autorizado la apertura de algunas tiendas como librerías y papelerías.
El Ejecutivo comunitario admite que los países europeos no han sido golpeados por igual, y que por lo tanto no hay una única estrategia para todos los Estados, sino que cada uno debe tener una estrategia concreta.
El documento alerta de que "la falta de coordinación al levantar las medidas restrictivas corre el riesgo de tener efectos negativos para todos los Estados miembros y crear fricciones políticas". Para evitarlo, Bruselas señala que los países “deben notificarse entre sí y a la Comisión antes de anunciar medidas de levantamiento”.
Ese mismo documento establece tres condicionantes para que se puedan comenzar a suavizar las medidas de confinamiento:
- 'Criterio epidemiológico sólido' que demuestre una caída significativa y sostenida de la expansión del virus.
- Que los sistemas sanitarios tengan capacidad para hacer frente a un repunte de casos.
- Suficiente capacidad para realizar “una gran cantidad de tests”.
