El ministro de Pesca de Japón, Yoshimasa Hayashi, ha anunciado la suspensión de los programas de investigación actuales sobre ballenas en el océano Antártico. Esta decisión se produce apenas un día después de que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) dictaminara que la pesca de ballenas por parte de Tokio no tiene fines científicos y prohibiera la concesión de nuevos permisos.
Hayashi, que ha descrito el fallo como "lamentable y profundamente decepcionante", no se ha pronunciado sobre qué pasará con los programas de investigación futuros. Asimismo, ha argumentado que las ballenas son una importante fuente de alimentos, al igual que cualquier otra especie marina, y ha apuntado que Japón mantiene su posición inicial de usarlas de manera sostenible y con fines científicos.
Horas antes, el Gobierno japonés expresó su "profunda decepción" por la sentencia, si bien se comprometió a cumplir la resolución judicial y revocar todos los permisos emitidos a los balleneros. El mismo discurso ha mantenido el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Noriyuki Shikata, quien afirmó que Japón "lamenta y está profundamente decepcionado" por la sentencia.
"Como Estado que respeta el Estado de derecho (...) y como miembro responsable de la comunidad global, Japón cumplirá la sentencia del tribunal", añadió Shikata.
Por su parte, desde Australia, país impulsor de la denuncia, su fiscal general, George Brandis, ha manifestado su satisfacción por la sentencia y ha destacado que "tanto Australia como Japón se habían comprometido en distintas ocasiones a aceptar y respetar la decisión del tribunal".
Brandis ha opinado que la sentencia no influirá en las relaciones bilaterales ni en el acuerdo de libre comercio que negocian ambas partes. "Australia y Japón han entrado en una disputa sobre esta cuestión en la Corte Internacional de Justicia, pero mantienen unas excelentes relaciones a pesar de las diferencias", ha destacado. Está previsto que el primer ministro australiano, Tony Abbott, visite este mismo mes Japón en un viaje oficial en el que se podría firmar el acuerdo de libre comercio.
Los jueces de la CIJ han decidido por 12 votos contra 4 revocar los permisos para la caza de estos cetáceos en aguas del océano Antártico en una decisión contra la que no cabe recurso. La caza de ballenas está prohibida a nivel internacional desde 1986, pero países como Noruega, Islandia y otros continúan practicándola a pequeña escala, mientras que Japón se amparó en una normativa de la década de 1940 para seguir con esta actividad.
En los últimos 20 años unas 10.000 ballenas han muerto a manos de los balleneros japoneses supuestamente para fomentar la investigación sobre estos cetáceos.