Es difícil que un político pueda gustar a todos, sin importar ideologías ni colores, más aún en estos tiempos en los que la desconfianza en su gestión ha alcanzado sus máximos límites. El expresidente José María Aznar es un caso paradigmático de simpatías y críticas en una época en la que las preocupaciones eran otras, como él mismo relata en una primera parte de sus "Memorias".
En este libro (Editorial Planeta), a la venta el próximo 27 de noviembre, repasa de forma exhaustiva sus primeros años en La Moncloa, en concreto su primera legislatura (1996-2000), y explica algunas de sus decisiones más controvertidas. Sin embargo, una de las que más llamará la atención de los lectores es la que cuenta en el prólogo y que transcurre en el año 2004: su sucesión.
Aznar lo describe como su "decisión más difícil", aunque ésta no fue en realidad elegir entre su terna de candidatos a relevarle. El paso que más le costó dar es renunciar a un tercer mandato. Cuenta que fueron muchos los que le pidieron que reconsiderara su promesa, aún a costa de no cumplirla, tanto dentro del Partido Popular como en otros ámbitos de la política.
Los expresidentes Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo Sotelo, según relata, le dijeron que su retirada iba a ser "prematura". También se lo manifestó su valedor Manuel Fraga. Y, en el panorama internacional, Jacques Chirac, Bill Clinton, Tony Blair o George Bush, entre otros, le animaron a continuar. Sin embargo, se mantuvo fiel a su palabra.
Aznar cuenta cómo le ofreció a Rodrigo Rato ser su sucesor hasta en dos ocasiones y en ambas éste lo rechazó. Pero por su mente pasaba ya otro nombre: Mariano Rajoy. "Creo que tú eres la persona adecuada", le manifestó, argumentando como principal razón "el interés de España". "Su existencia, su continuidad, su cohesión, su fortaleza y su prestigio" son "la razón de ser" de la carrera del político madrileño.
Una de las amenazas del país, la banda terrorista ETA, es otro de los ejes argumentales del libro. El expresidente cuenta su convicción profunda de la lucha sin cuartel contra esa lacra y se muestra especialmente "satisfecho de haber promovido el reconocimiento y reparación de las víctimas". Entre los anexos del libro, incluye una "Declaración sobre el comunicado de ETA", y en otro momento habla del atentado que él mismo sufrió en 1993.
No obstante, éste es el último capítulo de un relato que sigue un orden cronológico desde su adolescencia, algo "díscola", y cuando empezó a estudiar Derecho, más por tradicional familiar que por vocación. Después, narra los años de Transición, que le llevaron a entrar "sin pretenderlo ni tampoco buscarlo" en la vida política. Votó a UCD pero pronto se sintió atraido por el liderazgo de Luis Fraga en Alianza Popular.
Sus primeros años en esta formación fueron los de su reconstrucción, a la que él contribuyó decisivamente hasta su refundación como Partido Popular. De diputado por Ávila a líder de la oposición, pasando por la conquista del Gobierno de Castilla y León, pasó la década de los 80.
Con profusión de recuerdos, Aznar cuenta las campañas electorales frente a Felipe González, más allá de sus enfrentamientos en el Congreso de los Diputados en años de "paro, despilfarro y corrupción". Finalmente llegó al Gobierno en 1996 con triunfo más ajustado de lo previsto: "Las victorias no son nuca amargas y ninguna derrota es dulce", recuerda de aquel momento.
