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Ahora más que nunca, los chicos necesitan controlar sus poderes y no llamar la atención.  Si Rosa Ruano descubre que los Castillo no son una familia normal, todo se habrá acabado y Jimena no podrá encontrar a su hija.

Justo ahora que ha descubierto que hay una misteriosa persona, muy cerca de ellos, que puede ayudarle a llegar hasta Blanca.

Sandra, mientras tanto, intenta controlar sus descargas definitivamente, no solo por la presencia de Antonio, sino porque la invitación a una fiesta con piscina hace que el más mínimo desliz pueda suponer una tragedia.

Pero otro lado, Carlitos está harto de controlarse. Cansado de que se metan con él y ser el pelele de la clase, decide que a partir de ahora será un tipo duro, como su nuevo compañero de habitación: Culebra.

 

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